
No sabemos hasta qué punto nuestro Duende percibía que había caído en la trampa de la red…
Antes de introducirme en el post, pobremente imitando lo sublime de El Duende, quería hacer un intento de agradecimiento por el cariño que hemos recibido toda la familia desde este cuaderno de bitácoras que formáis todos los que visitáis sus relatos desde hace ya casi 10 años.
- Por acompañarle cuando estuvo en su plenitud, y la salud no era estorbo para él, dando forma de este modo a su parque de juegos perfecto.
- Por acompañarle cuando hubo que adaptarse al nuevo sentido del thumor con el que tuvo que afrontar los últimos 3 años, proporcionándole en este espacio respuestas a inquietudes difíciles de compartir en otros espacios.
- Por esperarle y animarle hasta el final
- Por mostrar vuestro cariño del modo tan tierno que muestran los comentarios de las dos últimas entradas del blog.
- Por cantar y participar en su adiós con tantísimo amor. Y por entonar melodías con él cuando estuvo ahí.
- A los familiares y amigos más cercanos, por ayudarnos a él y nosotros tan cariñosamente a sobrellevar estos últimos momentos.
- A sus compañeros de la radio por tan soberbios y delicados homenajes
Gracias de todo corazón y en nombre de toda la familia. Sois la viva manifestación del legado de nuestro querido Duende; cariño, ternura, e ilusión.
1
En días de otoño de Candeleda, en su finquita de robles, castaños y regatos, El Duende despertaba todavía en horas de oscuridad, cuidadosamente preparaba la mesa para su desayuno, su café con leche y la pertinaz perrunilla, magdalena, o tostada mañanera. En ocasiones le acompañaba su único cómplice vespertino, Marina, su nieta mayor, rubia platino y curiosa como él. Ambos dos sabían que debían afrontar la mañana solos, pues el resto de la familia aprovechaba las noches largas para exprimir al máximo las prestaciones de un edredón nórdico y sábanas de olor romero. Nunca sabremos más sobre las conspiraciones que desde el comedor ellos dos hacían.
Había algo que El Duende no podía ocultar a nadie. En las pupilas de sus ojos verde miel se vislumbraban hogueras. Y en su rostro una sonrisa resultado de afrontar con entusiasmo casi infantil una nueva jornada otoñal, con olores a madera quemada y tierra mojada, puesta de sol imponente, humedad que sucumbe al calor del fuego, y dar mejor vida a la naturaleza joven fuerte, en detrimento de aquella que ya prestó su servicio en el ciclo de vida del monte.
Pero ningún paso adelante en el monte era posible sin su fiel capataz Jose – casi 20 años juntos -. Jose es un entusiasta de los montes de Gredos, tan fuerte que en en sus manos una azada o bieldo se movían como un llavero, y que ha reunido todo su conocimiento y destreza a base de trabajo y curiosidad por todas las prácticas que le rodea en el monte; ganado, talas, jardinería, siembra, frutales, cañerías, riego… infinitas ellas. Pero ahora le tocaba aprender algo nuevo; intuir las intenciones de El Duende. Jose se presentaba cada mañana puntual para asistir al Duende… pero éste nunca se encontraba donde acordaban. Tocaba buscarle entre la hojarasca marrón de los castaños, siendo finalmente su silbido el delator de su ubicación. Jose clamaba al cielo. Tanta planificación por teléfono, tantos diálogos de intenciones sobre el trabajo que afrontar y en el momento clave, El Duende desaparecía en el monte, allá donde su instinto le conducía, mientras silbaba melodías de su coro y pensaba en la próxima historia a elaborar en el blog al caer la noche de otro día otoñal de Gredos.
Pero nuestro capataz del monte, entendió perfectamente la manera de cortar con esta rutina tan improductiva. Pronto descubrió cómo hacerle la trampa. A partir de ahora sería él quien preparase los montones de madera y nuestro Duende acudiría a ella como pez a su cebo, sólo que además silbando. Jose ya sabía dónde encontrarle cada fin de semana, podía planificar el trabajo con sosiego, y ver a su Duende contento.
2
Decía El Duende que nunca sabía tomar una decisión. En el progreso económico de la España de los 80, los colegas y familiares sí tenían claro que tantos años de evolución profesional, y tanto esfuerzo en alimentar a una familia, debían de tener alguna recompensa individualista; el coche. BMWs, Mercedes, familiares de última generación, con cuenta kilómetros digital, frenos ABS, techo solar… El Duende lo intentaba. Iba a concesionarios de coches, compraba con cierta desidia alguna revista de motor, y soportaba la insoportable insistencia de este hijo pequeño que escribe, en cuya cabeza preocupaban poco más que los caballos y cilindradas de los últimos modelos en el parque de automoción, pero nada le hacía decidirse nunca. Coches de hojalata sí, pero coches con impuesto de matriculación, innumerables papeleos y todo tipo de extras y prestaciones… ¿cómo decidirse?
Imagínense qué difícil es cuando uno entra un sábado en un concesionario de motos de la c/ Aguilera de Madrid, con el único objetivo de conocer las alternativas de recambio para su scooter urbana de uso diario… y sale por la puerta con una moto cross de 50cc obsoleta casi desde su fabricación. Lo volvió a hacer en el Parque del Automóvil en Madrid con la idea de comprar un Kia sencillito… y por error acabar en un concesionario de Hyundai, y comprarse un modelo de estos simplemente por estar hasta el gorro de buscar el coche ideal. Imagínense el frotado de mano del comercial de Hyundai. Imagínense la cara de estupefacción de los que hicimos seguimiento de la decisión, o de los comerciales de la scooter urbana y el Kia. Imprevisible.
Imagínenlo con sus dudas sobre telefonía móvil, tarifas de internet, ordenadores personales, tecnologías para grabar audios de imitaciones… ay los pasajes que habrá sufrido Javier Capitán para coordinar una grabación por Skype.
3
La trampa del blog El Duende de la Radio.
El que aquí escribe, su hijo pequeño de 3, Juan, es un admirador de los pequeños grandes talentos. Imagino que lo aprendió en casa. Con madre galerista impulsora de grandes artistas como son Eduardo Arroyo o Miquel Navarro, entonces nada conocidos. Con padre que acostumbraba a grabar cuentos imaginativos en audio y directo con los 3 pipiolos, donde aparecía un cocodrilo subido a una encina, o a crear autos de Navidad para interpretación de toda la saga de primos Figuerola-Ferretti, o a participar en anuncios televisivos en castings donde no veíamos un duro (los niños). Nos parecía normal. Creíamos que en todas las casas había un padre que se transformaba en Doña María, o quien amenizaba cualquier homenaje a amigos y familiares. Yo tiré por el fanatismo del jazz, de la música clásica y el flamenco-jazz. En todo ello veía algo en común ¿dónde se almacenan todas estas genialidades para disfrute de cualquier curioso? ¿por qué en la TV sólo vemos a los famosos corrientes? ¿es que nadie quiere regocijarse en genialidades o es que éstas no están disponibles sin más?
Internet creció, y las posibilidades parecían infinitas. A El Duende le habían animado a numerosas iniciativas tanto digitales como de otros soportes. Siempre indeciso, nada para él tenía sentido. Yo seguía riendo con las imitaciones de El Duende que recordaban a los desternillantes programas de La Verbena de la Moncloa con Javier Capitán y Julio César Iglesias. Yo quería inmortalizar la obra de mi padre. Cada vez que yo hacía un intento por explicarle las posiblidades de internet en difusión y almacenamiento, su escucha se mitigaba en forma de silbido; y pasaba a otra cosa. Me hizo caso en aquellas cosas que él intuyó me podían ayudar a mí, pero nunca con ningún otro fin y mucho menos el de su perpetuar su obra que para él simplemente no existian. Su ingenio a él no le resultaba relevante, mi porvenir sí. Y un buen día, entre tanto ruido de burbuja tecnológica 2.0 y promesas que a él le convencían bien poco, llamó a Alemania preguntándome:
– Juan, ¿tú me podrías crear un blog de esos donde yo pueda explicar mis cosas?
Sabía que tenía al león en la trampa, y que para no disuadirle de dar el paso final no debía darle mayor indicación de qué hacer en él, qué escribir, ni qué fin podría encontrar en él.
Y así surgió El Duende de la Radio. Un espacio donde El Duende ha desplegado desternillantes divagaciones, cuentos, historietas, histrionismos, referencias culturales… 1200 artículos desde julio 2007 hasta la fecha. Ha mostrado también su lado más íntimo. Se ha encontrado muy a gusto, ha creado una comunidad de colaboradores igualmente geniales a él, ha promovido el cariño, y nos ha transportado a “poblemáticas” y “flipadas” de otro planeta.
Cayó en mi trampa. Y como siempre, le tuve que llevar a ella sin que él se diese cuenta. Complacido escuché como el león silbaba hasta que caía en la red, en internet, sin condicionantes, y aparentemente sin motivos.
4
Nunca jamás papá definió su persona con rotundidad y a lo largo del tiempo. Nunca se definió como imitador, como jefe, ni como publicista – sí manifestaba lo perverso del objetivo de engañar a la audiencia para cierto fin comercial -, tampoco presumió de ser buen padre, ni malo; tampoco como coleccionista de coches de hojalata, ni se reconoció como encarnación de sus famosos personajes Doña María, Braulio, Esperanza Clamores o Padre Bonete.
Solo reiteró a lo largo de la vida dos definiciones; ilusionista, y Duende de la Radio.
5
El blog se mantendrá para entretenimiento de quien depare en este espacio. El solía insistir al actualizar su blog en “el absurdo de llenar internet más aún de textos insignificantes”. Todos los demás sabíamos que no era así. Hay artículos tan geniales en su desenlace como generosos en su desarrollo.
La familia y amigos estaremos trabajando continuamente en explorar esos 1,200 artículos y 13,000 comentarios para posibles ediciones en papel para cercanos, o editoriales “de importancia”. Si alguien se quiere apuntar o señalarlos, o identificar temáticas, o cualquier otro tipo de colaboración, por favor diríjanse a mí y gustosamente nos organizaremos para exprimir esta maravillosa experiencia de casi 10 años.
Cayó en esta Trampa con Fortuna para él y todos nosotros lectores de sus relatos. Y gracias a esta trampa de la red (internet, interred), podemos seguir viajando en el Ilusionismo de nuestro Duende de la Radio.
El modo de colaborar es sencillo, pues compañeros cercanos ya han hecho avances en este menester. Contamos con una recopilación hasta primera mitad del año 2013 con la siguiente categorización:
– Cuentos
– Homper
– Inquietudes inquietantes
– Personajes
– Reflexiones de El Duende
– Relatos
Cualquier puntuación de posts que rememoréis, hilos de comentarios ingeniosos, selección que sugiráis… poneos en contacto conmigo y lo trabajaremos en conjunto.
Los posts que se continúen publicando en este blog, bien serán reproducciones de hemeroteca de El Duende, bien para comunicaros avances de este ejercicio editorial.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Comentarios recientes