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Conductas inapropiadas

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A medida que cumple años Homper ha perdido expresión facial. Ha visto tantas cosas asombrosas que en realidad es una boca abierta en torno a la cual se distingue a un ciudadano. Ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ni elegante ni hortera, ni crítico ni complaciente, ni alegre ni triste. Es un hombre perplejo del montón.

-¿Pero se ha enterado usted de la última?- le dice la frutera mientras le pesa unas peras conferencia. Por cierto, que cómo no habrán encontrado mejor nombre para bautizar a esta clase de peras.

Se amosca, frunce el ceño, se encoge de hombres, hace una mueca de disgusto y a otra cosa, mariposa. El día que no salta un escándalo financiero o un choriceo político es uno de faldas en la CIA. El día que el mundo no contiene el aliento por la tormenta perfecta sobre Nueva York, se paraliza España por la Huelga General o porque un jugador vasco seleccionado para jugar con España no se atreve a decir el nombdre del país al que representa y habla de “la cosa”

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Homper se atrevería a diagnosticar que lo de Susaeta es, primero, una gilipollez, y luego una cobardía. Una cobardía comprensible quizás, si se tiene en cuenta que él es jugador del Athletic de Bilbao, buque insignia del nacionalismo vasco, donde a sus ídolos Javi Martínez y Fernando Llorente, que se han atrevido a pensar que hay vida futbolística y profesional más allá del Euskalerría, les llamaban españoles para insultarlos. Susaeta es vasco y buen jugador, pero no tonto. Aunque tampoco lo bastante listo como para darse cuenta de que, yendo a jugar con el equipo de España, no le iban a preguntar en Panamá qué siente como miembro de un grupo de coros y danzas.

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-Ni el buenazo de Del Bosque ha sabido encontrar excusas para el muchacho- le comentaba Homper al peluquero. Y es raro, porque él es un hombre de buena labia, y podía haber utilizado lo de conducta inapropiada.

Tiene razón. Se sospecha que el Duque de Palma había guindado varios millones de forma un tanto irregular, y su granujada fue calificada de conducta inapropiada. Y como los eufemismos hacen fortuna y traspasan fronteras, ahora resulta que del general Petraeus, que al parecer se había liado con su biógrafa, se viene a decir lo mismo. El hombre pertenece a una familia de rancio abolengo en la carrera de las armas, y además no tiene cara de sátiro, ni siquiera de milico, sino más bien de predicador o de investigador científico. Tal vez por eso merezca mejor trato, y la prensa no pone el acento en su adulterio, sino que le echa una manita y vuelve a sacar lo de la “conducta inapropiada”. O sea, que uno puede darse una alegría para el cuerpo con un fruto prohibido y no adulterar, sino mantener una conducta inapropiada.

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Homper ve con alivio cómo el buenismo del lenguaje va relevando sus culpas y disfrazando sus pecados. Pensaba que la conducta inapropiada era sorber la sopa, saltarse un paso de cebra con el coche, tirarse un pedo en un acto académico o ponerse a hablar por el móvil en voz alta en el transcurso de un funeral. Pero ahora tiene margen de actuación: él se tiene por buen ciudadano, y procurará mantener la compostura. Pero quién sabe, cualquier día se harta, como media España, y comete un error de expresión o un desmán. Da igual una metedura de pata sonada, como la de Susaeta, que un delito, asaltar un banco con la cara tapada por una media de lycra y un trabuco de bazar chino o acosar sexualmente a la estanquera blandiendo un calabacín como arma agresora. Podrá en tododos esos casos parecer un delincuente,un gamberro o, como mínimo, un tonto. Pero visto lo visto, también tiene derecho a que su comportamiento sólo sea considerado conducta inapropiada.

La Copa del Rey y otras que vendrán

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Diez años después de aquella jornada gloriosa en que los diputados nacionalistas incitaran a las puertas del Congreso a que se pitara al Jefe del Estado y al Himno Nacional el día del partido de la final de la Copa del Rey de Fútbol las cosas habían cambiado notablemente. Por ejemplo, en lugar de una, había varias copas. La del Rey, la del Lendakari, la del Molt Honorable President de la Generalitat, y la del Presidente de la Xunta. En lugar de una final, varias finales, en varios estados, con varios himnos que, estos sí, eran escuchados con sumo respeto y celebrados con cerrados aplausos. En los estadios había menos público. En las teles, menos espectadores. Las taquillas eran bastante ridículas. Los patrocinadores, bastante menos rumbosos. Txorizos el Morrosko (para la Copa del Lendakari), Samarretas La Tieta (para la Copa de Catalunya) y Oruxo das Bolas Peludas (para la Copa de Galicia).

En la final de la Copa de Euzkadi el Athtletic Club de Bilbao ganaba por penaltis al Indauchu, en la de Catalunya el Barça goleaba al Santa Coloma de Gramanet y en la de Galicia el Compostela se imponía al Celta de Vigo. Los nacionalistas se pusieron muy contentos, pero los aficionados no estaban tan entusiasmados.

-Esto de hacer nación a pelotazos resulta poco emocionante –decían.

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¿Cómo se había llegado a esa situación?

Después de aquella provocación de los diputados nacionalistas ante el Congreso de la nación a la que representaban, el TEIS (Tribunal Especial para Impertinencias Separatistas) se tomó en serio la afrenta, juzgó los hechos y emitió una sentencia en virtud de la cual conminaba al Congreso de los Diputados a que diera una patada en el trasero a los autores de la afrenta. Y no sólo invitaba a los provocadores a que se considerasen independientes del todo, sino que les obligaba a ello. Al menos en lo que se refería al ámbito de las competiciones deportivas. La frase final de la sentencia, anda y que os vayan dando, habría de sentar jurisprudencia.

En los considerandos pesaron argumentaciones jurídicas de distinto rango y procedencia. De la Declaración Universal de los Derechos Humanos se estimó el reconocimiento de la libertad del ser humano para elegir y decidir, derecho que hay que respetar incluso en el caso de que el pobre ser humano se equivoque.

De la doctrina de la culpa y el dolo del Derecho Penal se destiló el principio de la responsabilidad de los actos, y de la coherencia y la adecuación entre lo que pretende el indepentista impertinente y la respuesta del Estado. Así lo reflejaban los párrafos de la sentencia si estamos a Rolex, estamos a Rolex, pero si estamos a setas, estamos a setas. A lo cual le daba un matiz aún más severo esta expresiva frase que, por su justeza y pulcritud, parecía obra de Papiniano, de Justiniano, o de de Alfonso X el Sabio: si quieres caldo, toma taza y media.

Finalmente de la teoría del Abuso del Derecho se recogió el sentir de los diputados que representaban a los partidos no nacionalistas. Estos consideraban que la Ley Electoral primaba descaradamente a los partidos nacionalistas. Los cuales, abusando de su posición y su privilegio, hacían pedorretas malolientes a los símbolos de la nación española. A la que, en lugar de respetar y servir, como juraron o prometieron, ofendían para escarnio del resto de los españoles y de los simples aficionados al fútbol. Aquí los considerandos partían de citas de clásicos como CicerónQuosque tandem, Nacionalistas, abútere patientiam nostram?– para acabar con una rotundo pensamiento que el derecho moderno, que debe modular sus normas acoplándolas a las necesidades sociales, ha hecho suyo. La idea, piedra angular de esta sentencia que, como decimos, sería considerada ejemplar, es de una claridad meridiana: Estamos hasta los cojones de nacionalismos abusones.

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No estaba muy clara la función del TEIS en la arquitectura institucional del Estado. Pero como el derecho en España es, sobe todo un deseo, un según y como, una realidad evanescente y a menudo sorprendente, pues unas veces se cumple y otras tararí que te vi, la cosa es que la sentencia de marras prendió en el espíritu de la mayoría del pueblo.

Y al contrario de otras muchas leyes y sentencias que jamás se cumplen, ésta se ejecutó haciendo actuar a los organismos competentes. Y se llevó a cabo, compensando así a esa inmensa mayoría del pueblo español que, respetuosa con la Constitución e incluso también con los desproporcionados mimos que la Ley Electoral ha venido concediendo a los partidos nacionalistas, estaba hasta entonces harta de sus descortesías y de sus abusos.

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Y así es como la histórica y muy reputada Copa del Rey de Fútbol se convirtió en una Copa y unas cuantas Copitas que se jugaban en los feudos históricos donde los nacionalistas hacen de las suyas. Y todo fue bien. Relativamente bien.

Porque el caso es que, al cabo de unos cuantos torneos, esas figuras que ganaban millones en los grandes equipos, conducían flamantes Ferraris y se ligaban a estrellas mundiales de la canción, se habían convertido en futbolistas con un sueldo normal, un modesto utilitario y una novia alta o baja, regordeta o flaca, licenciada en filosofía, peluquera o farmacéutica. Como la de cualquier otro español.

-Jodó petaca –dijo el primer ídolo venido a menos que se atrevió a cuestionar la pequeña Copa del pequeño país, o así, donde jugaba al fútbol- No imaginaba yo que el nacionalismo también era esto…

La falta de respeto. La irresponsabilidad. Los polvos. Los lodos.

Fatigado por el «dolce far niente»…

Qué difícil, y qué fatigoso, es no hacer nada...

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No sabe el Duende cuánto tiempo hace que pasa un día sin salir de casa. No ha sido por motivos de salud, ni por inclemencias del tiempo –qué más quisiéramos- ni por la obligación de ordenar papeles, o preparar la declaración de la renta, o montar un mueble de IKEA, o de cocinar un bacalao al pil-pil. Era pereza, fatiga. O tal vez sentirse a gusto en su palomar. Según transcurría la jornada se iba adueñando de su alma calvinista una preocupación.

-¿No será que estoy sucumbiendo a la tentación de dolce far niente?

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Y a continuación repasó su comportamiento, por si respondía al canon de lo que entiende por no hacer nada. Había hecho su cama. Había ordenado su cocina. Había hecho unas tostadas y un café, había leído el periódico en su teléfono móvil, cosa bastante incómoda por cierto. Se había puesto el chándal para salir a correr. Se lo quitó después, porque no le apetecía, estaba como cansado, y por primera vez en su vida consideraba que el cuerpo merecía un respeto. Se duchó, se afeitó.

Había buscado libros, que luego había cambiado de sitio, había mirado muchas veces por la ventana, observando: 1. Varias bandadas de cacatúas verdes volando. 2. Un gato trepando por el tronco de un pino. 3. Al menos dos autobuses urbanos semivacíos. Qué gracioso: todos los personajes igual que los de su autobús de hojalata marca RICO, juguete de los años cuarenta del pasado siglo, silueteados sobre el vacío. 4. La ciudad latiendo bajo el sol implacable que nos permite hablar de “buen tiempo, tiempo primaveral”. Cuánto le irrita al Duende que al tiempo africano le llamen buen tiempo, cuando el buen tiempo en esta época  sería fresco y algo de las lluvias que no han querido ni hisoparnos en invierno. 5. El parque sediento, implorando compasión.

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También ha pensado. Por cierto, ¿pensar es hacer algo? Pensaba que uno va haciendo su vida como quien  compone un puzzle. En un puzzle hay algunas piezas clave, de cuya correcta colocación depende en buena parte el éxito del cuadro final. Hoy el Duende pensaba que tocaba poner una pieza tonta, poco esclarecedora, un pedazo de cielo, un retazo de mar, unas hierbas. Nada que le condicione o le cambie el puzzle de la existencia.

Ha escuchado la radio, ha mandado varios correos electrónicos, ha puesto unos garbanzos a remojo, ha quitado una mancha, ha introducido un CD en su aparato de música, ha repasado los coros del Mesías que cantará en diez días, ha tomado un te, ha buscado, sin éxito, a un calcetín desaparecido, ha completado un soneto que había empezado el día anterior en el autobús, un soneto dedicado a una dama que cumple años inconfesables y que sigue pareciendo una chica ye-yé, las cosas.  Ha visto dos partidos de fútbol, el Athletic-Manchester United y el Besiktas-Atlético de Madrid. Si uno mira en los rojiblancos bilbainos sólo un club de fútbol, qué admirable, qué categoría, qué ejemplo de equipo el suyo. Qué partidazos  los que nos regala últimamente, y que hazaña la de eliminar a los líderes de la Premier League El maestro Ansón dice, seguramente con retranca, que él es del Athletic de Bilbao porque es el único club de nuestra liga que juega siempre con once españoles. Españoles y vascos, españoles o vascos, qué mérito el de ese conjunto de bilbainos, guipuzcoanos, alaveses, navarros y riojanos –cada vez se amplían más las fronteras futbolísticas del País Vasco- en una liga donde hasta el club más modesto es una multinacional. Ya podían aprender los que sólo hacen plantillas a golpe de talonario.

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Según los códigos morales del Duende, el fútbol no puede ni debe ser excluyente de otras actividades. Así que mientras lo miraba,  hojeaba, de paso, la prensa digital. Qué contradicción, hojear sin pasar una hoja. Luego cenó. Y en todo ese tiempo se obsesionaba recordando aquel ojo vigilante de Dios insertado en un triángulo que aparecía en el catecismo, al tiempo que tarareaba por lo bajini una canción que sonaba cuando era niño por aquellos receptores de radio antediluvianos.

Mira, niño, que la Virgen lo ve todo…

Espera el Duende que Dios y la Virgen se hayan dado cuenta de que aunque   casi todos, unos por falta de trabajo y otros por sobra de años, estemos inactivos, es imposible no hacer nada.   Acabó el Duende tan cansado de ese menester, que a las once y media de la noche se le caían los párpados, y sentía que la cama le llamaba para recogerse en ella y ponerse a no hacer nada de verdad

 

 

El Duende sí tiene quien le escriba

En este cenobio lleba cincuenta y dos años Fray Mª Vicente Ferrer de Alayrach, un monje que escuchaba la radio...

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De mi consideración y respeto D. Luis y a la vez muy querido amigo, admirado como persona y artista y lo que es más, mucho más, carísimo hermano en Nuestro Señor Jesucristo.

Ya es noticia que uno le escriban. No que reciba envíos de bancos, compañías telefónicas, eléctricas, gasísticas, supermercados, pizzerías, restaurantes chinos y tarjetas de cerrajero, sino una carta escrita  probablemente en una Hispano Olivetti de los años cuarenta. Con una cruz en el encabezamiento, y el membrete de la Abadía Cisterciense de San Isidro de Dueñas (Palencia). Tres caras de folio a un espacio: esa es la segunda sorpresa. En esta época en que ya nadie manda cartas, el Duende sí tiene quien le escriba.

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Cuando nació el Duende –ya piensa que lo de la radio le sobra al pseudónimo- pensaba que todas sus ocurrencias hertzianas lanzadas al espacio durante casi un cuarto de siglo eran juguetes a los que dio cuerda y escaparon de su voz sin saber a dónde llegarían.

Nadie emite un mensaje universal que sea interpretado de igual forma por quienes lo reciben. La misma boutade que a este le puede hacer reir, a aquél puede que le haga llorar. Unos la considerarán inteligente, otros zafia e inoportuna. Para determinadas personas, puede ser humor. A otras quizás les parezca más dañino que un tumor. El bloguero cree que en algunos momentos habrá resultado, como poco, irreverente. Pero, sorprendentemente, para Fray Mª Vicente Ferrer de Alayrach, que ingresó hace cincuenta y dos años en la Trapa, ni las impostaciones de Juan Pablo II y de Benedicto XVI son pecados de lesa religión. Más aún, hasta la burda caricatura de la clase de tropa eclesial le merece consideración. Su papel de P.Bonete me encantaba –escribe el monje- y me reía mucho, son dos grandísimos artistas los Sres. Javier Capitány Ud.

Al artista jubilado sólo se le ocurre apostillar: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mateo, V, 3-10)

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Un día, Julián García Candau, un veterano columnista deportivo de los no muchos que saben escribir con gusto, le dijo al Duende que había un paisano suyo que le seguía en la radio, y que suspiraba por unas fotografías suyas dedicadas. No era un paisano cualquiera: era un monje.

Mi ilusión desde muy niño era casarme –dice en su carta el cenobita- tener una digna esposa y unos hijos, poseer una familia , un hogar, no en vano tuve una novia desde los 21, y luego reñí y tuve otra, desde los 21 a los 24, edad en la que me metí en la Trapa con una fuerte vocación, pues cuánto me costó dejar la novia y cuánto me lloró día tras día para que no me fuese, es lo que más me costó dejar…

El Duende le escribió, le mandó las fotos, y pidió su oración para que Dios le perdonara  las travesuras radiofónicas que pudieran  ofenderle. Fray Mª Vicente no sólo rezó por esas intenciones, sino que aquella Navidad envíó a la casa del Duende unos bricks de leche de las vacas abaciales y una caja de bombones de la Trapa.

Nunca imaginó aquel bromista radiofónico que su semilla pudiera caer en tierra tan fértil.

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Fray Mª Vicente es un fraile muy terrenal. Confiesa que aparte de las novias el fútbol es la única afición que yo he tenido en mi vida. Aunque luego matiza: también el circo, (por sus payasos).

 Pero todo lo dejó por el amor a Cristo, pues créame que sin Cristo en mi vida ya no sabría vivir, El lo es todo para mí, aunque me gustaba antes muchísimo oir la radio o transistor que me regalaron del cual gozaba mucho oyendo a Ud. y a D. Javier Capitán “El gran carnaval”, donde me moría de risa en mi celda y luego también me gustaba mucho oirles a los dos a las 8 de la mañana antes de empezar el parte, lo maravillosamente bien que imitaban a todos los personajes, recuerdo que Ud. imitaba al Caudillo Franco, que vamos, era el Caudillo mismo.

Muy terrenal, como les decía. En aquel cruce de cartas de la década pasada, aunque es natural del mismo pueblo castellonense de García Candáu, se declaraba hincha del Athletic de Bilbao. El bloguero le recordaba entonces su triste suerte de simpatizante del Atlético de Madrid, a lo que el buen monje le recordó que todos somos hijos de Dios y herederos de su gloria.  O sea que hasta los del Aleti, que tanto pecan de ira y de escepticismo en este valle de lágrimas, podrán sentarse a la diestra del Jefe.

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Cincuenta y dos años levantándose a las cuatro de la madrugada, rezando, trabajando en la huerta, haciendo chocolate, encuadernando, cantando laudes, vísperas, salves, angelus… Aislado del mundo, pero escuchando la radio. Ni una palabra en su carta de palabras como crisis, Europa, prima de riesgo, paro, depresión, pesimismo. Les deseo con todo mi corazón y con todo mi cariño tanto a Ud. como a toda su querida familia unas felices, alegres y santas Pascuas de Navidad y que el Niño Dios nos conceda un venturoso y fecundo Año Nuevo 2012 y nos mande sus dones y gracias santificadoras para que redunde en nuestra santidad.

La carta es un dechado de caótica ternura. Como de otro tiempo, como de otro mundo. Y confiesa Fray Vicente que espera contestación, porque de verdad, D. Luis, que me han encantado sus cartas, sobre todo la más larga, no me canso de leerla, porque yo también aprecio y valoro en usted…Ojos que no ven, corazón que exagera.

Pero bienvenido Fray Mª Vicente Ferrer de Alayrach, para recordarle al Duende que hay vida más allá de la crisis y Navidad más acá de El Corte Inglés, quizás donde nos recuerden que no sólo de pan debería vivir el hombre. Y más aún en estos tiempos en que cuesta tanto ganarlo.

 

Otra alma para el Aleti

Este artículo se publicó el pasado viernes en MARCA, pero me pareció que tambiuén tenía su sitio en este blog

Antes de irse a la M definitivamente-como se sospecha que, si no aparece un jeque con pasta,  acabará ocurriendo- lo seguro es que el Atlético de Madrid se irá del Manzanares. Dicen que con la operación inmobiliaria que han urdido ahí salimos ganando todos. Unos más que otros, eso sí. Los terrenos que hoy ocupan el Estadio Vicente Calderón y la planta de cervezas Mahou se convertirán en una zona de viviendas de lujo con parque, lago y, para no acomplejarnos por las cuatro torres de Florentino, un rascacielos “emblemático. Esa es tristemente la diferencia que hoy media entre el poderoso club merengue y el antes llamado “tercero en discordia”. (Ahora es séptimo en más discordia todavía. Y aún puede ser peor, como siga jugando al despropósito de cada partido). ¿Cuánto saca el Atlético en esta jugada? Tan misterioso como lo que gana deportivamente cuando García Pitarch sale a pescar perlas en Sudamérica. Con lo contenta que estaría la afición si viajara a Disneylandia.

El Atlético será desterrado como ese pueblo de Sión errante que canta el Va pensiero de Verdi. Y podría aprovechar ese destierro para buscar no sólo un nuevo estadio, sino algo que necesita todavía más: otro estilo, otro proyecto, otra filosofía. Otra alma. Un viejo socio que ya sufrió el traslado del Metropolitano a lo que todavía se llama estadio Vicente Calderón sugería que en la remodelación de la zona para se erija, como monumento en memoria de los atlético que aquí fueron felices (algo) y sufrieron (mucho) una réplica del Muro de las Lamentaciones de Jerusalén. En esa pared que rodeaba al templo de la ciudad sagrada, el pueblo judío deja papelitos con sus oraciones, sus súplicas y sus aspiraciones, esperando que Jehová les haga caso.

-Sería un monumento muy original –dice el atlético visionario- Y entre todos podríamos crear el alma  nueva que el Atlético de Madrid necesita.

Y enumera a continuación el decálogo que él depositaría en ese muro. 1. Haz, Señor, que el Atlético de Madrid sea un club razonable. 2. Recuerda que su razón de ser es jugar al fútbol, y no generar frustración. 3. Consigue que seamos grandes no por tratar de emular al Barça y al Madrid, que esos sí que son tus elegidos. Sino por aprovechar con inteligencia nuestros recursos y el potencial de nuestra afición. 4. Destierra de nuestro equipo la mentalidad de perdedor, especialmente contra el Madrid. Si a este le ganó el Atlético  tres finales de Copa y en la última década el modesto Alcorcón…¿por qué no podemos conseguirlo nosotros antes de que  acabe el siglo? 5. Haz que nuestros dirigentes miren al Villarreal, al Athletic de Bilbao y hasta al Hércules, que saben lo que quieren y juegan bastante mejor que nuestro equipo 6. Ilumínalos para encontrar centrocampistas que nos saquen de la ruina futbolística sin volver a fichar cromos inútiles. 7. Convence a Cerezo de que Howard Hugues a su lado es un mindundi, y  de que debe centrarse en el cine para encontrar su sitio en la historia. 8. Recuerda a los Gil que los Ángeles de san Rafael van a perder sus alas como no se ocupen de ellos. 9. Devuelve a este club la ilusión. Haz que, si no ganamos títulos, podamos divertirnos viendo jugar al fútbol. 10. Reintégranos el orgullo: no somos ni el ridículo ni el patético, sino el Atlético de Madrid.

¿Será un sueño?…Otros imposibles como la caída del Telón de Acero y del Muro de Berlín sucedieron, y ahora –véase Túnez-l as redes sociales son capaces de derribar tiranías. Sólo hace falta movilizarse para luchar por otra alma para el Atlético de Madrid, y acabar así con esa dictadura de la mediocridad que no debe ser la historia interminable.

La moto Guzzi y otras debilidades del padre Bonete

¿Quién soy yo? no es pregunta fácil de responder. Aún le ocurre al Duende que va con alguien por la calle y se cruza con otra persona  que se le acerca y le da un abrazo mientras grita: ¡Echegoyen!…Y el compañero de paseo se sorprende y, después del encuentro, le pregunta la razón de que le llamen así. Y el Duende explica que casi nunca ha sido el que es, y que en la adolescencia colegial, y por aquello de que lo vasco estaba de moda y caía la mar de bien gracias en parte al Athletic de Bilbao (entonces, por cierto, Atlético, que había que cuidar la lengua del Imperio, tan bobo Franco entonces como ahora la Generalitat de Cataluña) deseó tener un apellido vasco.

El suyo es catalán. En el reduccionismo paleto de la época, la imagen del catalán era la de un señor roñoso que salía en las comedias, en las zarzuelas  y en los chistes como vendedor de medias  o industrial interesadillo. Véase el pintoresco viajante de comercio de Katiuska o muchos años después el fabricante de porteros automáticos de La escopeta nacional. Y el Duende pensó que mejor llamarse como un deportista vasco. Por no plagiar a los del Athletic, tiró de gacetillas del frontón Jai-Alai y vio que se anunciaba un partido Salsamendi-Echegoyen. Le pareció  más serio el segundo apellido, y partir de entonces, y hasta el final de la etapa escolar, sus compañeros y amigos tanto le conocieron por su verdadero patronímico como por el seudónimo con el que se camufló.

Pero para los que le conocieron más tarde, el Duende puede ser otra mentira. Por ejemplo para Antxon Urrusolo es, sobre todo, el padre Bonete, la caricatura radiofónica que le llevó a invitarle a Aspaldiko. Al padre Bonete siempre le imaginó el Duende igual que ese curilla con sotana y paraguas abierto tallado en madera que venden en Santiago de Compostela como souvenir turístico con la leyenda Chove en Santiago. Para completar su arcaica imagen, a tono con la moral que predica, el Duende le montó en una motocicleta Guzzi Hispania roja, de grandes ruedas y motor de inconfundible ronquido que era un icono en las calles de los años cincuenta del pasado siglo. El padre Bonete iba  a su servicios religiosos en Guzzi y con su manteo al viento. Paradójicamente, si se le comparaba con la del Zorro de Douglas Fairbanks (ahora Antonio Banderas), su estampa de jinete mecánico era pura modernidad.

Ahora una Guzzi Hispania es algo tan estético y  tan representativo de una época que sirve para decorar escaparates. Y en uno de éstos la vió Jorge Prádanos, ex compañero del Duende en RNE afincado en Sevilla, periodista, gastrónomo, cocinero refinado, compositor y cantante, alma de bohemia, pecador contumaz y, quizás por ello, también nostálgico del padre Bonete. Sabedor de que éste sólo perdonaría sus deliquios de la carne después de una penitencia que habría de incluir, cómo no, una invitación a degustar alguna de sus exquisitas recetas, Jorge Prádanos vio una Guzzi Hispania en el escaparate de una tienda de trajes de sevillana que ya presenta sus nuevos modelos para la Feria de Abril. La fotografió, y mandó las fotos al padre Bonete con una larga y cariñosa carta en la que recordaba sus años juntos en la radio, le mostraba su afecto y le pedía perdón por sus pecados. Ego te  absolvo a pecatos tuos…

¿Y quién soy yo?-se preguntaba el Duende. Pues un hombre sin identidad clara, pero hoy sólo un amigo agradecido. Que, como muestra de su afecto a Jorge Prádanos, se atreve a reproducir aquí una receta de éste que le encanta al padre Bonete y con la que cualquiera puede cosechar elogios sin meterse en grandes gastos. Tomen nota, que para algo tenía que servir alguna vez este blog.

Pechugas rellenas á la maniére de Jorge Prádanos

-Se compran las pechugas de pollo abiertas en librillo. Cuanto más finas sean las tapas del librillo, mejor. Se rellenan con una loncha de jamón. Se salan (muy poco) y  se les pone algo de pimienta molida. Se rebozan en harina, se doran en un poco de aceite y se retiran.

-En  la misma cazuela donde se doraron las pechugas, se pocha gran cantidad de cebolla. Cuando la cebolla esté transparente, se vuelven a meter en la cazuela las pechugas. Y se las cubre con zumo de naranja.

-Se les pone a fuego medio durante 25-30 minutos (dependiendo de la cocina y de la cantidad), añadiendo vino de Jerez (seco u oloroso, mejor que dulce), una hoja de canela y pimentón de la Vera picante, al gusto.

– El resultado es un segundo plato delicioso y muy lucido, que todo hay que considerarlo.

Pues hale, a disfrutarlo.

El mal sueño de Laporta

Si George Orwell resucitara y revisara su obra...

Si George Orwell resucitara y revisara su obra...

Pongamos que George Orwell resucita y revisa su obra. Reescribe Rebelión en la granja y la titula Rebelión en la Massía. Hace lo propio con 1984 y lo traslada a 2014, fecha clave para los independentistas catalanes. Finalmente redacta otra vez Homenaje a Cataluña, que ahora acabará retratando una realidad distinta.

Pongamos que el gran escritor inglés  nos cuenta la vida de un pequeño país independiente gracias a un patriota famoso por el fútbol: Joan Laporta. Años antes este hombre había presidido un club que asombró al mundo entero por su juego, se hartó de ganar títulos y dio muchos motivos para que todos admirásemos aún más a Cataluña. Pero eso queda ya lejos. Un día, en Santander, sentado junto al presidente Revilla proclamó que España estaba machacando a su país natal. Ahora es el “molt honorable President de la Generalitat”, y como tal asiste al partido decisivo para el Campeonato de la Lliga de Catalunya, donde el Barça se la juega con el San Andrés.

El Barça alinea una poderosa escuadra compuesta por catalanes pata negra: Borrell. Roig, Sensat, Novell, Trobat. Matalí, Deulofeu. Castellet, Hortolá, Amat y Fuster. Ni rastro de aquellos  cracks que antaño recalaban por aquí: esta liga no da para tanto, y además hay que hacer país. Apenas hay público. Sólo media grada que bosteza evocando tiempos más gloriosos, y que al final del partido se manifestará frente a la tribuna presidencial para desplegar  una pancarta con esta leyenda: “Ara no estem matxacats, ara estem aborrits y cabrejats”. La Porta calla, se encoge de hombros y se queda pensativo.

Normal. La ucronía responde a sus actuales excesos. Hace unos días proclamaba que dejará el fútbol para dedicarse a la política. Y el martes, mientras su equipo sí que machacaba de verdad al Racing de Santander, escandalizaba en el palco al presidente de Cantabria quejándose de lo mal que trata España a Cataluña. Algo que, según él, alimenta el afán de independencia.

Al fogoso presidente del Barça habría que recordarle que a la demagogia la carga el diablo. Y que lo que hoy, en el carro del triunfador, tanto le pone cachondo, podría convertirse en una ruina para el mejor club del mundo. Como dicen los castizos, o somos o no somos. No se puede tener la mula y los mil ducados, ni aspirar al sueldo del general y también a la verga del teniente. Si algún día el sarpullido progre/independentista de Laporta se convirtiera en realidad, el Barça debería jugar una Liga de Fútbol entre equipos exclusivamente catalanes. Imagínense la alegría de la hinchada: después de haber contemplado las grandes hazañas del “dream team” de Messi, Ibrahimovic, Xavi, e Iniesta frente al Madrid, al Valencia, al Sevilla o al Athletic, apañarse ahora con el Nástic o el Mollerusa de rivales. Para ese viaje incluso Rafael Casanova pensaría que no hacían falta alforjas.

Si en la aldea global y en un espacio como el europeo cada vez tienen menos sentido las fronteras, aún menos sitio para el nacionalismo queda en el fútbol. La Porta sabe de sobra que el Barça es hoy una brillante multinacional que por suerte –y en parte por su talento, que todo hay que decirlo- representa a Barcelona y a Cataluña. Pero que se engrandece con jugadores y con miles de hinchas no catalanes. Su equipo no podría servirle de plataforma para sus delirios políticos si fuera sólo el campeón de ese país con el que sueña. Hay otras formas de hacer grande, querida y admirada a Cataluña sin tener que echar regüeldos sobre la idea de España, que, por cierto, aún tiene más aficionados que el Barça. Otro catalán  de gran talla que es Pau Gasol le podría dar lecciones al respecto.

El día que Florentino Pérez se presentó al Duende

Creen el Duende que no le gustó que le confundieran con un Fernández...

Creen el Duende que no le gustó que le confundieran con un Fernández...

Se iba de viaje hacia el puente de San Isidro. Y pensaba pasar de largo por el blog nuestro de cada día, o de cada dos días, máximo de cada tres. Al fin y al cabo, no es culé, por lo que no tiene razón para levitar en éxtasis. Ni tampoco del Athletic,  con lo que, aún condoliéndose por su dolor, tampoco puede escudarse en el luto para hacer el vago. Además, caramba, el propio José Blanco, antes Pepiño, que es ministro de la cartera de más curro, anuncia que vuelve a su blog. Eso sí, no subirá un post diario, sólo uno a la semana.

O sea, que el Duende pensaba pasar de blog. Se asomaba a las noticias y entre la Copa del Rey, los silbidos al himno nacional, la metedura de pata de TVE y la presentación de la candidatura de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid pensaba que no quedaría interés público para ganarse un solo lector.

Pensaba no escribir de nada. ¿Cómo podría atrapar la atención un día cómo hoy.

Y el Duende recordó a su abuela, que estaba empeñada en que, de mayor, estudiara para diplomático. Esa carrera de tanto lustre y prestigio de la que forma parte, sin ir más lejos, el Marqués de Betanzos. Se acordaba de su abuela, y de las virtudes del diplomático, porque una vez, hace años, al Duende le fichó el Círculo de Empresarios para entretener la fiesta de despedida del que fuera su presidente, Carlos Espinosa de los Monteros.

El Duende hizo de las suyas. Y los empresarios pata negra estuvieron simpáticos y se rieron con sus ocurrencias. Y al término del numerito, se le acercó uno con aspecto de funcionario corriente y moliente, de estatura regular y gafas y le felicitó por su actuación.

-Enhorabuena- le dijo tendiéndole la mano-¿Sabes quién soy?

Y el Duende, que por entonces colaboraba en El Informal de Javier Capitán, le respondió vehemente.

-Sí, hombre, claro, cómo no…¡Florentino Fernández!

Era Florentino, pero Pérez. El mismo que hoy –honor y gloria para todo el mundo mundial- ha descendido del cielo al Hotel Ritz para ser exaltado a la presidencia del Real Madrid y redimir a esta gloriosa institución de sus miserias. Vamos, que por la fanfarria que le acompaña, uno diría que viene también a resolver la crisis, a acabar con la gripe porcina y a salvarnos el alma.

Ha bajado del cielo, sí. Y sospecha el Duende que desde él,  por un agujerito entre nubes miraba su abuela. Lo sabe porque, entre el Hala Madrid que entonaba en las alturas un coro de ángeles blancos, se escuchaba su voz  trémula haciéndose una pregunta.

– ¿Estás segura, Mercedes, de que lo de tu nieto era la diplomacia?…

La fe del futbolista

Aunque lo que la Moreneta lleva en su mano derecha puede ser interpretado como una pelota, no está probado que juege al fútbol mejor que otras vírgenes...

Aunque lo que la Moreneta lleva en su mano derecha puede ser interpretado como una pelota, no está probado que juege al fútbol mejor que otras vírgenes...

El inolvidable Eugenio contaba un chiste que tiene mucho de moral práctica para los desesperados. Un montañero pierde pie y se precipita al abismo. Rápido de reflejos, se agarra a un matojo y queda colgando con el vacío a sus pies.

-¿Hay alguien ahí?-pregunta desesperado.

Sólo el eco le responde: ahí-í-í-í…

-¿Hay alguien ahí? -insiste.

Una voz  grave y profunda que parece venir del cielo le responde esta vez.

Tranquilo, hijo, te he escuchado y no temas. Te mandaré una legión de ángeles y el propio aire producido por el batir de sus alas  te elevará a las alturas y podrás recuperar pie.

Se hace un silencio. Hasta que el que el montañero en apuros lo rompe con una pregunta reveladora.

-Ya…¿Hay alguien más-más-más-más?…

Cuando pintan bastos todos esperamos una ayuda extraordinaria. Y los equipos de fútbol que  no cuentan con un mesías como Florentino Pérez para su salvación acuden a la fe. Al Madrid, que es rico, no le hace falta peregrinar a la Virgen de la Almudena y pedir milagros. Bajará del cielo el ser superior que decía Butragueño y traerá de la mano a Kaká, a Cristiano Ronaldo, a Xavi Alonso, a Villa, a Venger y a quien haga falta para superar los males del club merengue. Y no fichará a Scarlett Johanson como azafata del palco porque aún no se le ha puesto en las narices.

Pero donde no hay harina, como dice el refrán, todo es mohina. Si saltamos del segundo puesto de la clasificación del Campeonato de Liga al último, vemos a un equipo al borde de la Segunda División cuyo entrenador tiene que echar mano de la fe. Esta semana, el bravo de Pochettino se hizo los doce kilómetros de ascensión a Montserrat en una hora y cuarenta y cinco minutos- lo que demuestra que aún está en plena forma- para implorar a la virgen patrona de Cataluña la salvación del Español que entrena. Lo que no arregla la plantilla periquita, que lo arregle la Moreneta, que es tan bonita.

Confiesa el cronista que estos testimonios de fe en un mundo tan prosaico como el del fútbol le producen admiración y ternura. Es frecuente ver a jugadores que miran al cielo cuando escuchan su himno antes del partido, o que se santiguan  al salir al campo y besan su medalla cuando meten un gol. Más elocuentes son los de religión musulmana, como Kanuté, que  a menudo orientan sus ojos a La Meca y abren sus manos en actitud de oración sin dejarse impresionar por un estadio que ruge. Pero lo malo en este caso es que casi todos los equipos en peligro de descenso tienen su virgen patrona. La Moreneta hará todo lo posible por salvar al Español, pero tendrá que vérselas con la Virgen del Espino, patrona de Soria,  que velará por el Numancia, con la del Camino, patrona de Pamplona que tirará a favor de Osasuna, con la de los Reyes, a la que se encomendará el Betis, con la Inmaculada, patrona de Huelva, que tratará de echarle una mano al Recreativo, y hasta con la Virgen de Begoña, que es la del Athletic de Bilbao. Todos los aficionados conocen estos equipos. Nadie sabe sin embargo cuál de las vírgenes juega mejor al fútbol y podrá finalmente eludir el descenso.

Por eso, y como en el chiste de Eugenio, es recomendable sustentar la fe en algo sólido: a Dios rogando y con el mazo dando. El Español cae simpático, ha sido capaz de ganar al mejor Barça de la historia en su campo y cuenta con futbolistas maravillosos como Tamudo y de la Peña a los que dolería ver en Segunda. Sin embargo lo seguro es que, además de suerte, le ha faltado alguien en los despachos o en el campo que hiciera mejor su trabajo. Pochettino quizá hubiera subido igualmente a Montserrat, pero no es lo mismo caminar por devoción o amor al deporte que hacerlo con la soga al cuello.

Suicidio en la Champions

Ya hay que ser melón para no pponer a un futbolista como Forlán cuando se quiere ganar un partido...

Ya hay que ser melón para no poner a un futbolista como Forlán cuando se quiere ganar un partido...

Mientras el Barça y el Villarreal celebran felices sus éxitos en la Champions y su buen fútbol, el Tribunal Supremo de Cagadas Futbolísticas de Madrid (en adelante TSCFM) discute quién es más culpable: si el Madrid o el Aleti, si Juande o Abel,  si Mijatovic o García Pitarch, si Boluda o Cerezo.

También discuten sobre quiénes son más ingenuos, si los hinchas merengues o los adictos a la Frustradina al  Ácido Súfrico y al Resignadol, drogas atléticas. El fútbol es una fábrica constante de fuegos de artificio. Traerán a un nuevo crack, cambiarán al entrenador y el forofo triturado por la  crisis, la hipoteca, el paro, el colesterol, los suspensos de la nena  y el vecino de arriba -batería de Gangrena Total- volverá a creer en su equipo. Craso error. Los del Liverpool cantan orgullosos que nunca caminarán solos. Los de Madrid podemos cantar lo mismo. Nunca caminaremos solos, porque nos guían demasiados visionarios.

Antes de emitir su fallo, el  TSCFM  analizará las pruebas. En contra del Madrid hay torpeza manifiesta en los fichajes y prodigalidad galáctica con ostentación y alevosía. En contra del Atleti las últimas pruebas obran supuestamente en el contestador automático del club, que a partir de las 20´45 del pasado miércoles registró estas llamadas: 1ª. Agradeçimento do presidente do Oporto por la no alineaçao de Forlán. 2ª. Llamada de una tía de Raúl García: ¡Abel, por tu padre, sienta a Raulín si hace falta, pero saca a Forlán!. 3ª Llamada de la madre del portero del Oporto: Eu reconozco a caballerosidade de Abel por ñao quere amargar a vida a mi criança. Obrigado. 4ª Llamada de la peña Atléticos Pasmaos: Abel, macho, ¿te acuerdas de que hay que ganar para clasificarse, y de que Forlán es el máximo goleador del equipo?. 5ª Llamada de Gilipollas sin Fronteras  proponiendo la suplencia de Forlán como Gilipollez del Año. 6º Llamada de Juande Ramos: Gracias, colega, por dejar que no me coma solo el marrón. Y así sucesivamente.

El fallo de la corte suprema se presenta difícil, pero probablemente se decante por el Atlético de Madrid. Lo del  Madrid en Anfield fue un una catástrofe, pero enfrente había un equipo que hizo un partido glorioso. El episodio tuvo tanto de tragedia para los que iban a «chorrear» en Liverpool como de gesta para un los que apostaron por el poderío del fútbol inglés, tan poco sofisticado, pero tan elocuente cuando explota. Ver llorar a Casillas es duro, y más por la asombrosa inoperancia de sus compañeros. Pero cuando has tenido enfrente a Gerrard, a Torres, a MascheranoXabi Alonso en estado de gracia  hay al menos alguna excusa.

El partido de Oporto en cambio fue un horror donde ganó un equipo asequible. El Atleti sólo hubiera tenido que jugar la mitad que frente al Madrid para pasar a cuartos, porque evidentemente Helton no es san Iker. Pero este club «agilado» y «acerezado» cuando acaricia el éxito siempre saca un conejo envenenado de la chistera para pifiarlo. Abel, que parecía sensato, sufrió un ataque de megalomanía y quiso reinventar el fútbol. Sentando al portentoso Forlán, que fue el mejor el sábado, regaló medio partido al Oporto.

¿Qué virus le atacó? A Fernando Daucik,   «mister» del Atlético de Bilbao en 1956, le dio una ventolera parecida y puso al portero Carmelo de delantero centro. Fue destituido. Mi amigo Amado, camarero en el bar de  la Universidad Carlos III que, como es lógico, destila mucho saber y es colchonero, no replanteaba ayer el enigmático por qué somos del Atleti, cosa que no entiende ni Dios. Sino por qué nuestro equipo, como quizás también el Madrid, se ha suicidado en la Champions apuñalando al más elemental sentido común.  

¿Será que Trujillo también es Euskal Herría?

Aquel anciano artista de la piedra estaba mosqueado. Años atrás había labrado a cincel un escudo en granito que debía rematar una de las esquinas de la torre cuadrangular de la iglesia. La iglesia románico-gótica, nada menos que del siglo XIII, era una maravilla que invitaba a creer en Dios y en los angelitos. Pero el maestro cantero no estaba para salmodias ni devociones cuando se lo encargaron. Las instrucciones que le habían dejado no estaban muy claras. Lo único que sí tenía claro es que si no entregaba su obra a tiempo, no la cobraría.

-Tiene que estar para el mes de noviembre- le apremió el arquitecto restaurador-Sin falta. Y si no, atente a las consecuencias.

El tiempo se le echó encima sin haber despejado sus dudas. De modo que aunque pensaba que quedaría mejor un escudo nobiliario o del obispo de la diócesis, decidió labrar el escudo del Atlético de Bilbao, que era el que mejor conocía y el del equipo de sus amores. Cuando lo tuvo listo, y sin esperar ni a la bendición episcopal ni al visto bueno del arquitecto restaurador ni a Cristo que lo fundó, lo recibió en el ángulo de la torre reservado al efecto. Era la fecha limite ‘para la entrega. Y desde entonces se puede admirar su obra en la torre de Santa María la Mayor de la ciudad de Trujillo.

Curiosidad heráldica en la torre de Sta.Maria la Mayor de Trujillo

Curiosidad heráldica en la torre de Sta.María la Mayor de Trujillo

-Y ahora estoy acojonado- le contaba a Homper resoplando.

Pues puede ser. La semana pasada, la plantilla del Athletic de Bilbao (ahora con hache) encabezaba una carta a la opinión pública firmada por una larga lista de futbolistas vascos en la que decía que ellos no jugarían en la selección de Euzkadi, como pretende el PNV, sino en la de Euskal Herría. Macario no tenía la menor idea de lo que significaba Euskal Herría, pero alguien le explicó que era, más o menos, el ámbito en el que se proyectaba la cultura vasca. Él tenía muy claro que lo que él hacía, además de cantería fina, era cultura. Y que el Athletic era de Bilbao, o sea, mayormente vasco.

-Así que por esa regla de tres, me da a mí que van a querer que Trujillo también sea Euskal Herría.

Homper le contó a Macario que él también estaba perplejo. Los nacionalistas vascos, tan encantados de haberse conocido, tan orgullosos de su RH negativo, de la singularidad de su lengua y tan deseosos de desengancharse de España, cada vez amplían más las fronteras de su utopía. Y cuando les interesa un futbolista de la Rioja, por ejemplo, que queda cerca, lo hacen vasco.

-No lo entiendo-dijo Homper.

-Yo tampoco -decía Macario- Y encima van y se pelean entre ellos: Euzkadi o Euskal Herría…¿Y a mí que me dice eso? Mi problema es que, sin saberlo, yo les di motivos para que ahora reclamen Trujillo…¿Es Trujillo Euzkadi? ¿Es Euskal Herría?…

Y ya en plena empanada mental anticipó que entre unos le están haciendo…

-Un pichoak liúa.

No será una expresión vascuence muy académica. Pero, aunque Homper sigue perplejo, la entiende perfectamente.

¡


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