A Homper le gusta el AVE

El vaso medio lleno. A pesar de lo que le gustaban aquellos trenes de su niñez Homper se quedó perplejo la primera vez que viajó en el AVE. Qué rapidez sin vértigo, qué comodidad sin alardes, cuántas ventajas sobre los pobres aviones, tan perjudicados por la obsesión de la seguridad y el gigantismo de los aeropuertos.

Tenían su encanto los trenes de la época, cierto. Aquel señorío rodante que te prestaba eventualmente la criticada RENFE, y que te permitía viajar en un compartimento con asientos de capitoné y redecilla de reposacabezas. Invitaban a sentirse uno protagonista de novela interesante, o, como poco, de thriller cinematográfico (Extraños en un tren, de Hitchcock, y El tren de John Frankenheimer son para él las películas de trenes favoritas)  Era como la habitación de un hotel lanzada a explorar el paisaje, que desfilaba infatigable, cromo a cromo, anunciado por los postes del teléfono o de la luz y al compás del metrónomo que marcaba implacable el tracatrá del caballo de hierro. Muchas veces, el compartimento lo completaba una familia.. Si quedaban asientos libres, te entretenías hablando con los demás viajeros. A menudo viajantes de comercio, curas ensotanados o policías secretos, lo cual daba más emoción al viaje. Alguno te  llegaba a contar que llevaba pistola,  y, si se hacía tu amigo, hasta ofrecía su tortilla.

-¿Ustedes gustan?

A Homper le sorprendía que le dijeran que lo educado era decir no. Pero lo debía de decir con tan poca fe que a menudo acababa probando de la oferta.

-Buen apetito, el peque.

En aquellos tiempos los trenes eran de carbonilla, y a los niños -ahora enanos- se les llamaba peques.

El vaso medio lleno, insiste Homper. Parecía un capricho modernoso de Felipe González, pero ahora, gracias al AVE,  viaja en tren después de no haberlo pisado durante lustros. Hasta la poblemática del WC de espaldas al pueblo, tan denunciada por doña María, parece en vías de solución. Ya se sabe, en los trenes, como en los aviones,  sólo hay una cabina para que se alivien los viajeros. Y si, a la tradicional mala puntería  del macho se le agrega el bamboleo del vagón en marcha, el efecto es como el de un aspersor o, con todos los respetos, como el del hisopo del señor obispo, pero en cochino. Más estable y, en consecuencia, menos propicio a estos desvaríos, la propia doña  María asegura que ahora el WC del AVE presenta normalmente menos problemas al respetive.

Lo dicho, que la modernidad avanza, y a veces con manifiestos progresos como el que ahora aporta el AVE. Homper  ha recuperado en él el placer de viajar en tren, leyendo plácidamente, observando el paisaje, analizando las caras de los viajeros, y lucubrando sobre sus vidas. Contando, como de niño, los postes de teléfono entre pueblo y pueblo. E imaginando dónde paran esos múltiples caminos que uno va dejando al paso meteórico del tren. Confiesa que le gustaría andarlos  hasta el final, pura curiosidad. Pero se teme que, por mucho tiempo que nos ahorre el AVE, quizás es algo tarde para recorrerlo todo.

20 Respuestas to “A Homper le gusta el AVE”


  1. 1 joselepapos noviembre 2, 2008 a las 3:06 pm

    En las insulares tierras donde el destino me arrojó, no hay trenes.
    He disfrutado mucho con tu experiencia del AVE, duende, y he sentido envidia y nostalgia. El viaje más auténtico (descontando el viajar a pié) es para mi el viaje en barco. Creo que lo interesante del viaje es el viaje en sí, no el destino y por eso cuanto más lento más satisfactorio. Pero si hablamos de comodidad no hay nada como el tren. Un saludo.

    Me gusta

  2. 2 wallace97 noviembre 2, 2008 a las 6:31 pm

    Pues aún arriesgándome a que Charivari me llame demoledor, daré mi visión del AVE a través de un cristal de otro color. El tren de alta velocidad, lo mismo que las autopistas son dos de esas cosas de la “modernidad” mal entendida que pagamos entre todos para que la usen unos cuantos, y otros cuantos puedan mantener en movimiento sus excavadoras y grúas y seguir haciendo caja, que para eso han tenido que invertir no sólo en la maquinaria, sino en las comisiones a concejales, presidentes de comunidad, ministros y presidentes de gobiernos y estados.

    ¿Y quiénes son esos cuantos que las utilizan? Pues son unos señores (me niego a decir y señoras, lo sigo dando por supuesto como lo he dado siempre) que saben perfectamente que, en el milenio en que estamos, se puede enviar a través de internet todo tipo de documentos y hacer reuniones virtuales on-line, pero también saben perfectamente que todavía no se puede ni comer, ni beber, ni otra cosa que me callo, a través de la red, y es por eso precisamente por lo que hay no sé qué burrada de salidas diarias del AVE en todas las direcciones.

    Y las autopistas se hacen para que todos los días puedan saturarlas miles y miles de camiones de veinte toneladas para trasladar el agua mineral de Orense a Granada y la de Granada a Orense. Pero ahí nadie habla de derroche energético, descuida, que eso es lo que llena las arcas de Hacienda para poder invertirlo después en más AVE’s y en más autopistas, y que no decaiga, que las comisiones sigan corriendo.

    Y eso sin hablar de las últimas y sospechosas inundaciones que se están produciendo últimamente en las proximidades de los gigantescos y demenciales cruces entre autopistas, autovías, circunvalaciones, radiales y vías férreas del AVE, con esos inmensos muros de contención en sus casi infinitos pasos elevados a tres o cuatro niveles que supone cada cruce. Claro, el agua, que no entiende de señales de tráfico, se obstina en seguir su curso, y si la desvían tres o cuatro veces, mira por dónde, se acaba juntando con otras vertientes y otras aguas a su vez desviadas otras tres o cuatro veces.

    Independientemente de todo eso, no me gusta el AVE, prefería aquellos trenes de compartimentos, en los que podías bajar la ventanilla y sentir el aroma del amanecer o del atardecer, y te daba tiempo a observar un punto del paisaje en algo más que décimas de segundo. Como dice Joselepapos, los viajes eran interesantes por sí mismos, independientemente del destino.

    Me gusta

  3. 3 lola noviembre 2, 2008 a las 7:51 pm

    Pues sí Wallace, te voy a dar la razón. Los trabajos del AVE que tiene previsto enlazar la estación de Perpiñán-Francia y Barcelona están casi terminados, pero sólo el tramo de la frontera, túneles incluídos. Sin embargo, ni en Figueras ni en Gerona apenas han empezado las obras, falta incluso decidir por dónde va a pasar. O sea, que el tramo de la frontera estará todavía inutilizado durante algunos años. Del lado francés no se habla para nada de las obras entre Perpiñán y Montpéllier. En la actualidad hay un servicio deplorable en cercanías en el que no coincide el tren fránces con el español, hay un tiempo de espera de más de una hora. Toda una aventura ir de un país al otro. No sé quién tendrá tanta necesidad de coger un AVE de Barcelona hasta Perpiñán, aunque me lo imagino, desde luego los ciudadanos de a pie, seguro que no.
    «Avé si este AVE funsiona señora ministra».
    Estoy de acuerdo con joselepapos y wallace para viajar en tren si no es para ir a trabajar, porque entre retrasos, huelgas y averías no se llega nunca. Tanta modernidad, ni siquiera pueden bajarse las ventanillas en los trenes de ahora, o te mueres de calor en invierno o de frío en verano.

    Me gusta

  4. 4 Zoupon noviembre 2, 2008 a las 9:40 pm

    De nuevo estoy de acuerdo con Wallace. Estoy absolutamente en contra del AVE. Básicamente porque cuesta muchísimo dinero hacerlo (Madrid-Barcelona, ¡más de billón y medio de pesetas!), dinero que sale de los impuestos de todos. Y luego sólo podrán hacer de él su medio habitual de transporte quienes puedan pagar sus carísimos billetes. Los que no puedan, al autobús de línea, como siempre.
    Pero cuidado, Wallace, lo de la bondad del gasto en infraestructuras de transporte es en España un mantra intocable, una verdad posmoderna incontrovertible. Si dices demasiado alto que ese dinero estaría mejor empleado en otras cosas, toda la logia te pondrá bolas negras. Y la bruja Lola, velas negras.

    Me gusta

  5. 5 wallace97 noviembre 2, 2008 a las 10:18 pm

    Pues sí Zoupon, pero las bolas negras ya las tengo, las mías, de aguantar a los posmodernos que cada día antes de desayunar tienen que ver u oir lo que dice la voz de su amo para saber lo que tienen que opinar, no sea que les pregunten y no sepan qué decir, o que vayan a meter la pata opinando justo lo contrario. Y con un poco de suerte, la bruja Lola se confunde y le chamusca las bolas con sus velas a alguno de ellos.

    Me gusta

  6. 6 José Ramón noviembre 2, 2008 a las 11:31 pm

    Pues yo defenderé a muerte el AVE, porque es la última esperanza que me queda para el glorioso hundimiento de la Sagrada Familia. No me quitéis esa ilusión.

    Me gusta

  7. 7 José Ramón noviembre 2, 2008 a las 11:43 pm

    Estoy de acuerdo con Zoupon y con Wallace en preguntarme por qué hay que ir tanto de Madrid a Sevilla y viceversa (por ejemplo). Pero, en caso de tener que hacerlo, el AVE está muy bien. He ido (y vuelto) sólo una vez. Sólo le pongo la pega de que soy grande y no llevaba las piernas demasiado cómodas, sino más bien algo encogidas. No fui en primera, claro.
    (Y les sugeriría a los del AVE que quitaran la cobertura de los móviles, por favor. El Metro de Madrid era uno de los pocos paraísos donde no tenías que ir escuchando a la fuerza las bobadas telefónicas, y ya están dotando de señal a algunas lineas. Qué faena).

    Me gusta

  8. 8 wallace97 noviembre 2, 2008 a las 11:46 pm

    Joé José Ramón, me quedo como Homper de perplejo, ¿tanto se puede odiar a Gaudí? Y yo que lo tengo como un genio…

    Me gusta

  9. 9 El Duende de la Radio noviembre 3, 2008 a las 11:26 am

    ¡Albricias!…Si no lo veo, no lo creo. ¡He conseguido que alguien me considere posmoderno!

    Me gusta

  10. 10 MARIBEL noviembre 3, 2008 a las 11:38 am

    hola a todos!!! estoy de acuerdo con casi todos…hasta con el duende, porque mi marido y yo huyendo del horroroso trafico de Madrid y aunque en Alcoy no tenemos tren» pues hacemos ir a algun familiar a Billena y no s llevan y nos recogen, y en Masrid nos movemos con vuestro bendito Metro!!!! y asi si se disfruta del tren aunque sea el antiguo TALGO jajaj…lo siento pero el AVE ni lo he visto….en la comunidad valenciana tirando pa Alicante solo nos quieren pa veranear….jiji besos

    Me gusta

  11. 11 Salvador noviembre 3, 2008 a las 12:58 pm

    No debemos ponernos en contra del progreso. A mí también me gustaban los trenes con tortilla y sin móvil pero, qué se le va a hacer, estamos en el siglo XXI y, recurrir a las diligencias sería tan romántico como inútil.
    En un mundo donde nos obligan a ir tan deprisa para llegar siempre tarde, el AVE se hace inprescindible.
    Además, ya lo dijo el arcángel, adelantándose 2.000 años: «AVE María, gratia plena». Después de esto, ¿qué podíamos esperar?.

    Me gusta

  12. 12 adela noviembre 3, 2008 a las 2:05 pm

    El único tren de alta velocidad que usado estaba en Alemania y la verdad, es que me permitía vivir en Hannover y estudiar en Göttingen en treinta minutos y encima viendo una peli de «Cumbres borrascosas» todos los dias, con lo cual aprendía vocabulario!, como todo es una de cal y una de arena, no creo que sean imprescindibles!, se trataría de ver las necesidades reales y las ficticias, y eso nunca queremos verlo todos!, las comunicaciones y la modernidad nos acercan y nos ahorran tiempo, pero a veces no necesitamos estar tan cerca ni coleccionar tiempo.
    No me acostumbraré jamás al metro,lo se! me acuerdo mucho de Wallace 97 cuando estoy en el, «las ciudades no son para que el ser humano viva como tal», pero agudizan el ingenio de los raritos, para buscar alternativas como caminar entre parques y callejuelas antiguas.

    Me gusta

  13. 13 José Ramón noviembre 3, 2008 a las 11:59 pm

    Querido Wallace: No odio a Gaudí, en absoluto. Por eso sueño con que alguien alguna vez derribe ese bodrio de la Sagrada Familia.
    Gaudí fue un genio disparatado, explosivo, loco, un zumbado. La Pedrera (casa Milá), encargada por un antepasado de la presentadora de GH, es uno de los edificios de viviendas más fascinantes del mundo.
    Pero ese santo varón, grillado y tronado, se embarcó en un proyecto imposible (que lo convierte, a mis ojos, en un héroe): La Sagrada Familia. Vivía en su cripta, obsesionado por esa obra, soñaba con ella, andaba por la calle devanándose los sesos imaginando qué nuevas explosiones iban a surgir de sus torres. Rezaba por su obra, comulgaba y se volvía a su obra. Y en una de éstas (seguramente iba embelesado por algún problema constructivo) se metió debajo de un tranvía. Se comió al tranvía. Llevaba unas nueces en un bolsillo de su astroso gabán, y el pantalón iba atado con una cuerda. Le tomaron por un mendigo. Y lo era: Uno de esos mendigos desquiciados.
    Esa obra imposible, medieval, no podía ser terminada por un hombre, ni por una generación. Pero, a diferencia de las catedrales medievales, los nuevos maestros no tuvieron estilo, ni ideas, ni potencia, sino que se dedicaron, so pretexto de reverenciar al gran hombre, a adulterarlo, a prostituirlo, a convertirlo en hazmerreír.
    La catedral de Salamanca empieza románica y acaba gótica. La Sagrada Familia empieza gaudiana y acaba postgaudiana, postmoderna, disneylandiana, granhermaniana, telecinquiana, pornografiana y megakitsch. Sólo sirve para que un día Almodóvar ruede dentro de ella la segunda parte de Pepi, Luci, Boom y otros arquitectos del montón.
    Sé que intentan hacerlo lo mejor posible, pero lo único decente habría sido dejarla inacabada, o terminarla de una manera muy neutra y desnuda, para homenajear de verdad a Gaudí en vez de diluirlo en esa especie de vómito bienintencionado.
    Por mucho que digan que siguen los planos de Gaudí, es mentira. Gaudí trazaba planos muy genéricos, e improvisaba en obra. Éstos no improvisan, sino que meten en partitura el quejío de Camarón o el saxo de Coleman Hawkins, y así les sale: Música de Luis Cobos o de Ray Coniff. Muy bonita y muy agradable. Por supuesto que sí.

    Me gusta

  14. 14 adela noviembre 4, 2008 a las 9:17 am

    Gracias Jose Ramón!, no sabia nada de eso, claro!, yo subí a la Sagrada Familia, y sólo me dió vértigo! me habían hablado mucho de ella mis amigos catalanes y no me fascinó, quizás iba con la idea de la catedral de Palma, ignorante de mi. De todos modos, me encanta Gaudí visualmente 🙂

    Me gusta

  15. 15 wallace97 noviembre 4, 2008 a las 9:44 am

    José Ramón, peso me quitas de encima. Gaudí es para mí un referente. Y de la Sagrada Familia me basta con la parte que él desarrolló y con imaginarme el resto.

    Me gusta

  16. 16 Ángela noviembre 4, 2008 a las 4:37 pm

    Pepi, Luci Bomm Segunda Parte.Y AVE a Asturias YA!!!

    Me gusta

  17. 17 Angelus P. noviembre 6, 2008 a las 9:24 pm

    ¿Por qué tengo la sensación de que este tema ya lo has tocado en el blog, Duende? Quizá la culpa la tenga Machado:

    Ya en los campos de Jaén,
    amanece. Corre el tren
    por sus brillantes rieles,
    devorando matorrales,
    alcaceles,
    terraplenes, pedregales,
    olivares, caseríos,
    praderas y cardizales,
    montes y valles sombríos…

    Yo recuerdo también mis viajes en vagón de tercera, al internado donde pasé tres años. Y, cuando he viajado en el AVE o en esos trenes presurizados modernos, he echado en falta aquellos vagones con compartimientos, aquel poder contemplar cómo se alejaba la vía desde el último vagón, aquel perfume inconfundible a creosota, aquellas inmensas cafeteras con sus poderosas bielas…

    Claro que, cinco horas de trayecto para recorrer 175 km, y aquel frío que tardaba horas en paliar la calefacción, aquella carbonilla intrusa en los ojos…

    El tiempo pasado no fue mejor, mentira cochina.

    Me gusta

  18. 18 adela noviembre 7, 2008 a las 9:37 am

    Gracias Angelus!! por la poesía de tus palabras, son siempre exquisitas!! 🙂

    Me gusta

  19. 19 DOLOROSA enero 1, 2009 a las 6:16 pm

    AVE sí, AVE no. Veo que no hay consenso sobre esto. Yo no voy a opinar, sólo quiero sugerir algo. Todo es malo y es bueno, todo tiene su pro y su contra, todas las cosas tienen su lado negativo y su lado positivo. La virtud (siempre se ha dicho) está en el término medio. Y hay ocasiones que la rapidez del AVE puede solucionarnos algo importante y otras, cuando únicamente viajamos por placer, que es como a mí me gusta viajar, prefiero el coche a pesar del tráfico, porque si soy yo quien conduce, disfruto de ello y si voy de copiloto, disfruto del paisaje que en esta España, vayas por donde vayas, es maravilloso. Da igual pasar por campos de girasoles, de olivos, altas montañas o a orillas del mar. FELIZ 2009 a todos. (Yo tampoco digo y «a todas» porque me parece una memez)

    Me gusta


  1. 1 Viajar en tren | Emilio Márquez Trackback en noviembre 5, 2008 a las 4:12 pm
Comments are currently closed.



Siluetas de RNE

Duendes suscritos:

Suscripción

Suscripción por email

Publicaciones:

PARAÍSO DE HOJALATA
Una Infancia de Hojalata

Ir directamente a

Blog Stats

  • 1.380.029 hits