Posts Tagged 'Tsipras'

Crónica de una endemoniada ausencia

Modelo de bloguero después de tres semanas chupando banquillo

Modelo de bloguero después de tres semanas chupando banquillo

1

Supones que esa ausencia tuya tantos días es fruto del desorden. Nunca has sentido tanto caos y disparate, interno y externo, en el mundo que ves por tu ventana y en ese trajín de célúlas más bien puñeteras ellas, que desde hace tres años bailan la conga por distintas zonas de tus entresijos. Nunca.

Fue desatar su ira desmesurada el verano 2015 y empezar a presagiar una serie de sucesos que te harían ver a la vida como algo cada vez más raro. Santo cielo, pero en qué se ha convertido este tiempo. Y todo sin que las trompetas del Apocalipsis anunciaran elecciones del Frente Popular, ni incendio del Expreso de Andalucía, ni la Mano Negra, ni la resurrección de Franco ni otra jaimitada más de Artur Mas para sorprender al pueblo estupefacto. A estos y otros iluminados se les dio la mano y se tomaron hasta el codo. Generosidad de esta democracia que nos hemos dado: el margen de credibilidad en la utopía que tan alegremente se concede a los visionarios.

2

Durante días y días tu costumbre de vivir informado te trajo de acá para allá como un potro desbocado. Nombres como los de Grecia, Tsiripas, Varoufakis, Grexit, la Troika, enésimo Rescate griego, Angela Mékel, duodécimo segundo tocamiento cojonero del gobierno heleno, ahí te las den, Europa, se agolpaban en los titulares junto con los de otros héroes de nuestro tiempo: Casillas, Florentino Pérez, De Gea, Van Gall, Pedrito, otro Casilla, Keylor Navas – ¿pero hay algo más que el fútbol?- y, sobre todo, el de ese titán llamado Ramos, Sergio Ramos. ¿Se iba del Madrid? ¿Se quedaba en el Madrid?

Cada día de esta nefasta serie canicular era un desayuno de lisergia, confetis tontos o noticias macabras, guerras incansables, incendios devastadores, asesinatos siniestros como los que cuando eras niño voceaban en El Caso, tanta modernidad para esto. Lo que no era feo, intrascendente, estulto, repetitivo, frívolo, canalla, desalentador –la realidad virtual que nos cocinan a su gusto los medios- era casi peor, pues enseñaba la patita traidora de la realidad misma. Por la que se filtraba como una verdad a secas tu cáncer en su esplendor. Cada minuto tuyo era un acorde de la marcha patibularia con la que comienza el último tiempo de la Sinfonía Fantástica de Berlioz.

Qué acojone.

Pasabas casi todo el día medio drogado, te expresaba mal, te movías peor, recomponías tu visión del mundo después de un rato sobre las noticias y al final te sentías parte de una orgía siniestra que pintaba Francis Bacon. Además, calvo y desarbolado de rumbo alguno, sentías en el agosto más caluroso de los que hay noticia, auténtico frío. Del alma también quizás, pero desde luego del cuerpo.

Menos mal que la gilipollez de vez en cuando entretiene, despabila y te vuelve a enganchar a la realidad.

3

Porque, entretanto, todas estas cosas pasaban mientras tú tratabas de reaccionar y literalmente no podías.

Un empleado de le Ayuntamiento de Barcelona malguardó un busto del Rey Juan Carlos y, luz y taquígrafos delante, en una especie de caja de Galletas Loste para retirarlo de la circulación con ostentación, ordinariez y alevosía. Como si a Barcelona, Cataluña, España, la Unión Europea y el orden mundial dependieran de ese rasgo de oportunidad política de la impar Ada Coláu. Siguieron numerosos testimonios iconoclastas, no siempre respetuosos con el carácter regenerador e impecablemente democrático que inspira a la memoria histórica.

-Que no se nos tache de demagogos, un respeto –advirtieron.

4

Los nuevos regeneracionistas, probablemente a falta de mejores iniciativas, arramblaron con lo que les pareció.

– Ese de esa calle era un estraperlista de tabaco, enemigo del pueblo, que lo se yo-dijeron- Fuera calle y que se la dediquen a Dióscuro Tazones, que además de activista agrario era muy buen capador, y si capabas tres machos, uno de los testículos del tercer guarro te salía gratis.

Con tantos años de historia en cantidad de pueblos, comunidades, ciudades, aparecían efigies de supuestos viejos ilustres a los que había que ir poniendo en su sitio. Que era muchas veces fuera de su sitio.

En la Asociación de Activistas Podemitas o Así habían hecho un concienzudo registro de Reyes Godos, sacando como primera conclusión la de que había muchos, demasiados, quizás, y que aunque no tuvieran que ver con las monarquías que propiciaron la degeneración de Europa, que les sonaba más, reyes fueron. Un error en la ortografía fue el causante de que el rey Recadero fuera considerado bueno, pues al menos hacía recados gratis, sin que hasta el siglo XXI un Secretario General del Ayuntaminento reparase en que el verdadero rey supuestamente beneficioso para el pueblo no se llamaba Recadero, sino Recaredo. No obstante se salvó, porque el picapedrero que tenía que degradar al monarca godo desapareció envuelto en las brumas de la leyenda, y esa dualidad rey feudal / rey que hacía favores y recados le daba cierto perfume épico a la historia del nuevo régimen. Un poco lioso, pero conveniente al cabo para el momento germinal que se abría en el horizonte.

5

Entretanto, en algunos lejanos pagos de las antiguas Españas, el CONSEJO ASESOR SUPREMO DE NECEDADES PODEMOS dio con otro rey godo llamado Wamba, contra el que no se encontró más cargo que haberse dejado narcotizar, tonsurar, vestir de monje y renunciar a la corona. A eso se añade en el expediente que el Auditor recordaba haber tomado de niño unos bollos rellenos de crema popularmente conocidos como wambas, mérito no identificable en muchas dinastías, y que justificaba la indulgencia de la memoria oficial, pues a qué pueblo verdaderamente sano no le iban a gustar las wambas de crema.

6

En la España de dispàrate infernal de 2015 cabía casi todo. Un asesor más refinado quiso enchironar en las buhardillas municipales al rey Favila, pero cuando se enteró de que al monarca astur se lo comió un oso –despabila, Favila, que viene el oso- y de que Favila no era Fabiola de Bélgica, que salía mucho en el HOLA y esa sí era rea de lesa dignidad democrática, tuvo que rebobinar y replantear el asunto. Para compensar propuso impulsar la gastronomía del antiguo reino astur y reforzar el hecho identitario inventando él mismo la fabada Favila, en la que se sustituía al tradicional compango por carne de oso, menos grasienta y más sana que la del cerdo, pero los conservacionistas del plantígrado armaron la de Dios es Cristo, las glorias de nuestros fogones y los gastrónomos amenazaron con más programas de TV, radio y literatura sobre el buen yantar, los hermanos Ansón anunciaron causa general para una nueva cruzada ideológica y hasta la alcaldesa de Madrid no pudo reprimir su disgusto en público.

Es que me acuerdo de mi teddy- dijo reprimiendo con cierto rubor sus pucheritos de niña buena-El que mató a Favila no se cómo se llamaba, pero al mío le llamaba Trotskín.

7

Crees recordar que este momento estelar para la historia de la humanidad ocurrió en lo peor de tu crisis. Pero no hizo falta tomar medidas más severas con el asesor audaz, porque en ese momento los biólogos del Ayuntamiento de Madrid declararon superpoblación y peligro de epidemia entre las tortugas de la Estufa de la Estación de Atocha. Y al infatigable reformista le nombraron Director del Programa Salvemos nuestras Tortugas con prohibición expresa de que volviera a mencionar a los reyes godos, incluso a los Magos, a Favila, a la fabada y, por si acaso, hasta al mismísimo Balloo.

Aún de vez en cuando enreda, y sale en las tertulias empeñado en borrar de los registros al Héroe de Cascorro. Las cosas.

8

El exceso de información, los fenómenos revisionistas, o el cómo dar otra vuelta de tuerca más para crear un nuevo problema donde se atisbe solución alguna, fueron llenando los días más extraños de tu vida. Estás convencido –toquemos madera- de que aquella noche, hará unas dos semanas, el cáncer y las diferentes divisiones militares que te ayudan en la batalla te habían machacado. Al margen de la cantidad de majaderías innecesarias que escuchaste consciente o inconscientemente –en el pecado llevas la penitencia, por creer que vivir es estar informado- no puedes hacer la cuenta del número de píldoras, fármacos, parches de morfina, analgésicos, heméticos, laxantes, corticoides, antiinflamatorios, jarabes, inhibidores y otros elementos que componían tu dieta. Imaginabas que eras el balón de juguete de un bazar chino, que un niño rabioso agitaba, pateaba y acababa destripando. Y que te descomoponías en millones de partículas luminiscentes que se elevaban al cielo de la noche convertidos en una sopa de tapioca cósmica bastante asquerosita.

Desmayado sobre la cama a cualquier hora, con un ojo abierto pendiente de un crucifijo que un peregrino amigo pasó por el Camino de Santiago y el otro intentando pillar cacho en la vida que aún controlabas, caíste apresado en esa gelatina indescriptible que llamamos pesadilla, compuesta de ficción, claro, pero también de hechos reales. El telón de fondo ya está descrito, la sensación de caos. Lo novedoso es que desde hacía un par de días notabas cómo tu brazo derecho iba perdiendo fuerzas, al punto de hacerte ingrato hasta el movimiento de cepillado de dientes. Lo que al final terminaba de angustiarte era que tu amigo el marqués de Betanzos entraba en el sueño para interesarse por tu salud, cosa muy de agradecer, y para pedirte por favor que, dado que ibas a ir por Asturias, si no te importaba, le ayudaras a despachar un asunto familiar algo engorroso.

-Mira te dijo- es que los Betanzos, vistas las circunstancias hemos decidido desprendernos de dos iglesias que tenemos en Galicia. Así que si no te importa te doy las llaves, te acercas por allí, te haces cargo de ellas y ya hablaremos.

No fue más explícito, cuando como jurista lo es con largueza. No te explicó si debería dirigirme al ordinario del lugar -tampoco dijo de qué lugar se trataba-, a Patrimonio Eclesiástico o a la junta provincial de Podemos. No me dio tiempo ni a preguntar si tendría que hacerme cargo de las mudanzas y si necesitaba auditoría de la recaudación en cepillos ni inventario de todas las imágenes, muebles, obras de arte, cerería y demás equipamiento. Sólo sabes que en ese momento recuperaste el movimiento del brazo como antes de precipitarte en el siniestro abismo de este verano.

Seguramente era porque las noticias alumbraban el gran momento esperado: el heroico Sergio Ramos y el inmarcesible Florentino Pérez confirmaban que el futbolista no se irá del Madrid por la módica cantidad de nueve millones y medio de euros por temporada. Lo demás son tonterías.

Pero eso no era todo. El frío congelador que te dejó en la cabeza la última radioterapia se acababa, porque tu generosa hermana Paloma te había fabricado en un pispás un gorro de punto que, aparte del calorcito, te transmiten, como se puede observar, la elegante apostura del clásico refugiado albanokosovar.

Por lo demás, marchando una de bravas.

Tratando de volver al mundo

Este mundo tan disparatado te ha dejado tan calvo como a Varoufakis, aunque no tan perjudicado...

Este mundo tan disparatado te ha dejado tan calvo como a Varoufakis, aunque no tan perjudicado…

1

Entre la sopa en que nos baña este cruel verano africano y los puñeteros pellizcos de tu enfermedad has decidido hacer como los reptiles, pero al contrario. En lugar de retirarte de la circulación e hibernar, te has plegado en un rincón de tu palomar a 25 grados y has desconectado para pasar como se pueda esta travesía del desierto. El verano es para la edad irresponsable. Desde que no te quedó más remedio que ser mayor sueñas que, cuando llega el sartenazo, sacas una enorme tijera y recortas del calendario hasta el otoño como mínimo. A hacer puñetas el verano, al menos a partir de los treinta grados. La gente ama el verano, quizás porque todos hemos sido felices chapoteando en el mar, en el río o en una piscina, o chicoleando con una niña bonita. No se lo puede amar cuando asomas la cara y un tirano invisible se te echa al cuello para ahogarte. Santo cielo, qué está haciendo la humanidad con su clima: que te paren el mundo, que te bajas.

2

En este ambiente tan delicioso arrecia tu enfermedad y esa atmósfera te convierte en un arpegio suelto que hace funambulismo por el pentagrama de la realidad sin saber si tocas pie o no. Como ciudadano de tu tiempo, tratas de comprender el mundo que te rodea, lees los periódicos, ves la tele, escuchas la radio. Como campo de batalla en el que tienes que luchar contra varios frentes, has de estar pendiente de pulmón, bazo, hígado, columna vertebral, uréter derecho y últimamente diecisiete pequeñas lesiones en el cráneo que, ahora que lo piensas, tal vez sean la causa de los disparates que alimentaron durante tantos años tu carro de títeres. Ahora, por primera vez en tu vida, te envuelven en una película de morfina para aliviar los dolores, y te alivian, pero también te duermen, y en ese estado de semiinconsciencia vas registrando de forma imprecisa los grandes asuntos de actualidad, que cobran protagonismo y se dan el relevo cada dos o tres días.

Recuerdas que al inicio de tu última crisis Sergio Ramos copaba la actualidad. El héroe tratado como un villano. De repente tomaron el relevo De Gea y Casillas, pero también Casilla,y Keylor Navas, como si a estas alturas de la historia del fútbol se hubiera descubierto que sólo se juega con porteros. De vez en cuando volvía a piar Ramos, provocando un nuevo cisma en el madridismo. Lo listo que dicen que es Florentino Pérez y los destrozos que puede hacer disparando con pólvora del rey. Saltó la ola de calor, como también la historia interminable de Grecia, Grexit, Tsipras, Varoufakis el enésimo rescate y el duelo entre los arruinados y los epulones avaros del Eurogrupo. Cuando parecía amainar la tormenta económica llamaba a la puerta otra ola de calor aún más severa. Cuando esta pasaba, Tsipras se ponía flamenco y acojonaba a la zona Euro con un referéndum. Anunciaban otra vez que subía la tensión y se disparaba la temperatura y finalmente tú, que intentabas escribir un post y caías abatido por el sopor ya no sabías si el mundo gravitaba sobre Casillas y los porteros/competencia que le amargaban la vida, sobre Ramos, sobre Grecia y su circunstancia, sobre la Europa herida, sobre las olas de calor o sobre Pablo Iglesias, que ya exige retrasar aviones y empieza a ponerse demasiado estupendo.

Tú lo percibes todo medio dormido. Se te empezaba a caer el pelo a raudales –otra vez- y aprovechando que ahora queda más progre y más moderna la llamada calva varoufakiana , te vas a la peluquería del Corte Inglés y pides que te rapen al 1 . Qué lío, qué locura. Finalmente, y esperemos que sea la última, Tsipras se envaina su arrogancia y la cosa se calma hasta que el mundo mundial vuelva a reventársenos por alguna otra costura.

Por què los medios no dejan de fermentar esta actualidad tan machacona. Tú no tienes apenas aliento para subir un nuevo post, y de vez en cuando algunas de tus buenas amigas te lo recuerdan amablemente. Caes en tu sopor diario y eliges para tu ejercicio de funambulismo el canal del National Geographic. Te duermes contemplando las vidas de unas ardillas y unas focas siberianas. Gracias a Dios siempre hay otros mundos, y están en este.

Aimez vous Brahms?

1

Aimez Vous Brahms Seguir leyendo ‘Aimez vous Brahms?’

Cuando la corbata no ahoga

Corbata de Magritte1

Un día le preguntaste a tu abuelo qué iba a pedir a los Reyes Magos, y él te respondió que paz. Te pareció un oportunidad perdida, porque pensabas entonces que los Reyes Magos estaban para otro tipo de regalos, pero el abuelo Pablo era eso que los mayores llaman un infeliz. Apuraba sus últimos años alejándose del mundo, y fumando en pipa mientras leía novelas policíacas en su sillón bajo una manta que cubría sus piernas. Las novelas las alquilaba por dos reales, que era a lo que alcanzaba su menguadísima hacienda, y se las traía en una abultada cartera un señor con cara de murciélago que aparecía por casa de vez en cuando. No sabías por qué se llamaba infelices a las personas así, porque el abuelo Pablo no se quejaba de nada, sólo pedía paz y parecía feliz. Sigues sin saberlo. Cuando el lenguaje popular habla de un infeliz quiere decir un tonto. No sabe que el fondo es un listo que no necesita casi nada para ser feliz.

El abuelo Pablo no discutía con nadie, excepto con la abuela Mercedes. Un día se enzarzaron porque sostenía que la gargantilla de terciopelo que llevaba la abuela era una prenda inútil, y la abuela Mercedes contraatacó diciendo que más inútil era la corbata con la que él remataba su atuendo. El abuelo replicó que una corbata no era más que una bufanda que no se desmelena, y que además de ser una prenda distinguida, abrigaba el cuello, función que no cumplía la gargantilla.

Crees que no se pusieron de acuerdo.

2

En tu memoria de entonces también cabe la de una dama que aún se paseaba por Serrano y Goya con falda hasta los pies y polisón, pamela y bastón, y que a ti te parecía como una estampa de la belle époque. La gente decía que estaba loquita, aunque sólo llevaba una moda de medio siglo atrás. Sin embargo tú, que eres casi como tu abuelo cuando le conociste, y que, como él, capeas el invierno con la misma corbata, abrigo y hasta sombrero –te has acostumbrado a él desde que la quimioterapia te dejó calvo- que los señores llevaban hace un siglo, no te encuentras ni anacrónico ni ridículo. Doscientos años más que vivieras y acabarías por olvidarte del qué dirán. Es más, casi te divierte ser una ilustración del Blanco y Negro que ha cobrado vida y sale a comprar el pan por las calles del barrio. No es sólo el ande yo caliente y ríase la gente. Es una cierta rebeldía ante el desdén indumentario machadiano que se ha hecho moda universal, y al que los jubiletas de ahora se enganchan intentando recuperar quizás la juventud perdida.

3

No debe de ser muy políticamente correcto ni sorprenderse porque el señor Tsipras, primer ministro griego, haya tomado posesión de su cargo descorbatado, Los grandes iconos del momento, que son los actores y los futbolistas, llevan trapos millonarios, y aún compiten por vestir mucho peor. El estadista dice que no se volverá a poner corbata hasta que Europa deje de ahogar a Grecia con sus exigencias. Allá él con sus símbolos y sus faringitis. Una vez que ya ha sorprendido al mundo con sus ocurrencias, mejor que se abrigue y que se dedique a poner su país en orden. Hay granujas e imbéciles mal vestidos y bien vestidos, el hábito no hace al monje, y aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Pero para el hombre que tiene que guardar una cierta etiqueta y se pone camisa  y traje, no hay complemento que cuadre mejor que la denostada – por muchos, que no por ti- corbata de toda la vida.


Siluetas de RNE

Duendes suscritos:

Suscripción

Suscripción por email

Publicaciones:

PARAÍSO DE HOJALATA
Una Infancia de Hojalata

Ir directamente a

Blog Stats

  • 1.380.033 hits