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¿Dónde Bach con mantón de Manila?…

INVITACION FINAL1

Admites que no está el horno para los bollos de la cultura, pero no por ello te deja de entristecer que el Prado haya previsto para este año el 25%  menos de visitantes. Incluso en los horarios de entrada libre, que es lo más curioso. No acabas de entender esto último, como no sea porque la situación es tan penosa que si no se suman a la misma franja horaria gratuita el Metro de Madrid, la EMT y hasta alguna cafetería de la contornada que sirva gratis café con churros, la generosa iniciativa del museo puede quedar en un brindis al sol.

-Oiga –te decía la frutera del barrio- Es que sales a la calle y todo es gasto, ¿no? Aunque vayas a pie.

Y se miraba las suelas de los zapatos medio roídas ya por el uso.

-…Porque contra más andas, antes tienes que poner los filis, que también son dinero.

El pueblo no suele emplear en esta frase el adverbio cuanto, y en su lugar se apaña con el contra, que es un error de sintaxis, pero que se ajusta mejor al momento de cabreo generalizado. Hay que estar contra casi todo, aunque desaproveches la oportunidad de ver la mejor pinacoteca del mundo de baracalofi, que diría el cheli.

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Si fueras sociólogo te atreverías a decir que lo mismo que dinero llama a dinero, la gente sólo va imantada adonde va la gente. Hay que estar muy seguro de uno mismo para convencerse de que un enorme calcetín roto sea arte, por mucho que la obra haya costado un riñón y este firmada por Tapies. El personal no hila tan fino, y confía más si ve que los suyos hacen  cola, da igual que sea ante el Prado, el Cristo de Medinaceli, Doña Manolita o el calcetín de Tapies. La cola jode, pero al final mola. Es la legitimación por acumulación.

-Tanta gente no puede equivocarse –razonan, sin acordarse de que doscientas mil moscas pueden comer de la misma mierda.

No hay doscientas mil moscas consumidoras de arte a las puertas del Prado. Ergo el vulgo se hace cuentas de que Velázquez, el Greco, Goya, Rubens, el Bosco y  los demás grandes genios de la pintura han perdido interés. Porque ya no arrastran tanta gente, y sumergirte en la cultura para encontrarte a solas con una obra maestra no es plan.

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Con este panorama los que gustáis de cantar en coro a Bach lo teníais regular sin no le dabais una vuelta de tuerca al cómo pagar un director, un local y una orquesta sin morir en el intento. Seamos sinceros: en una sociedad que diviniza a Shakira  ¿qué pinta la música de coral de Juan Sebastián Bach, aquel alemán con peluca que se dedicó a componer y a tener hijos y que se quedó ciego de tantos hijos musicales como engendró?

Y en este agujero negro de la cultura que ha provocado la crisis, donde hasta al Prado se le han secado sus fuentes de financiación ¿cómo podíais sacar adelante el primer concierto del nuevo Bach Atelier?

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Respuesta: con la imaginación de unos cuantos jóvenes que se han movido para buscar nuevos sistemas de patrocinio. Con el apoyo de buenos aficionados, mejores amigos y generosos sponsors, que se han rascado el bolsillo Con la generosidad de los instrumentistas profesionales, que no se han apretado más el cinturón por no hacerles la competencia ilícita a los músicos callejeros.

Y con pretensiones modestas en todo lo que no concierne a la exigencia de calidad vocal, que para eso el director J.M Álvarez sabe conciliar una fina sensibilidad con una mano dura que para sí quisiera el cómitre de las galeras donde remaba el pobre Ben Hur.

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El concierto será breve, pero bello, y original, y didáctico, y además se celebrará en un marco, como es la Basílica de San Miguel, en el corazón del viejo Madrid. O sea, que también será muy castizo, ideal parar pasar un ratito esponjando el alma con la música sublime del Viejo PelucaFernando Argenta dixit y para pasear después la noche de junio y tomar una copita en una taberna del barrio de los Austrias.

Puesto que la cultura ya no es lo que era, tómense ustedes con buen humor las apreturas y los recortes. Vayan al concierto de presentación del Bach Atelier, que es de entrada libre y, contagiados del ambiente,  terminen con el famoso dúo de La Verbena de la Paloma en su nueva versión.

¿Dónde Bach con mantón de Manila?

                                         ¿Dónde Bach con vestido chiné?

 

                                         A escuchar que es una maravilla,

                                         según dicen, el Bach Atelier

 

                                        ¿Y que harás cuando acabe el concierto

                                         que por cierto es allá, en San Miguel?

 

                                         Pues salir por Madrí de garbeo

                                         y a tomarme una copa después…

¿Verdad que no es mal plan para un viernes de junio?

 

Los amantes del Metro de Madrid

Todo pende de un hilo. Y como muestra, imaginen la de citas, negocios, sueños, esperanzas y otrs expectativas que ha podido llevarse por delante una simple huelga del Metro de Madrid...

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¿Qué diablos se escribe en las estrellas?-se preguntaba Anita- ¿Y quién lo escribe?

Entretanto ponía en la plancha el croissant que siempre le pedía Daniel y tostaba la chapatina que era el desayuno preferido de su acompañante. La acompañante se llama Laura, y era supervisora, que es como más que lo Daniel, simple ejecutivo de pymes. Pero Laura era una cursi, y siempre regateaba las propinas. Mientras que él, tan educado y tan suave en sus maneras, le parecía sencillamente arrebatador cuando desviaba sus ojos azules agrisados de la supervisora y le miraba a ella. Era como el hijo menos guapo de Alain Delon, pero aún así le quedaba mucho margen para ser atractivo. A cambio, resultaba mucho más simpático. Desparramaba ternura.

¿Y cómo hay que hacer para que  se cumpla lo escrito en las estrellas?- se seguía preguntando la camarera mientras añadía a la bandeja la mantequilla y la mermelada de naranja.

-Por favor –le pidió la supervisora- Mi café de máquina. Y con la leche mitad caliente, mitad templada.

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¿Y quién le manda a las estrellas que tenga yo que aguantar a esta pedorra?- seguía preguntándose Anita- ¿Por qué él en cambio es tan adorable? Siempre está contento con el café que le sirvo, y no me pide que le añada más leche cuando ya ha dado dos sorbos, ni reclama la sacarina, ni se queja de la mantequilla…

-¡Qué putada!-decía la supervisora mientras sacaba de una bolsa de Loewe una voluminosa carpeta con el logotipo de la compañía operadora y se la daba a Daniel- Pero ya que no te has ido, revísame este plan y escríbeme el informe para el lunes…¿Y dices que el cabrón del novio se echó para atrás en día antes?…Bueno, te advierto que Cannes es bastante hortera…

Y cuando los guionistas dicen que estas cosas están escritas en las estrellas…¿también imaginan imbéciles como la Laura ésta? –seguía preguntándose Anita mientras preparaba con diligencia el desayuno siguiente- Además no nos íbamos a Cannes, sino a Malta, recordaba. Y no se casaba ninguna prima suya: nos escapábamos él, que está casado, y yo, que desgraciadamente también lo estoy. Y habíamos preparado la coartada perfecta para un amor prohibido por sólo ciento veinte euros, vuelo y hotel incluído, que había reservado esta servidora  por Internet desde casa de mi prima.

-Por favor, qué faena- subrayaba la supervisora son su acentazo marcadamente pijo mientras Daniel  torcía el gesto y se encogía de hombros.

Él pagó los desayunos con una propina generosa y una sonrisa algo forzada que llevaba implícito un perdona, Anita, cariño, son gajes del oficio. Anita bajó la mirada y retiró el plato a tiempo de escuchar lo último que dijo la arpía de morros de silicona y melena rubia platino.

-Ahora que lo pienso…¿por qué no lo vemos juntos en el Parador de Lerma?…Me han regalado una estancia gratis y es una pena desaprovecharlo, ¿no? ¡Ideal de la muerte!…

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Ideal de la mierda –masculló Anita para sus adentros. Todas las suertes penden de un hilo, y esta escapada de amor, no por prohibido menos intenso, se fue al traste antes de levantar el vuelo. Por qué se romperán tan fácilmente las ilusiones.  Por qué aquel día que había podido ser el principio de una larga y maravillosa aventura quedaron Daniel y ella en el metro de Gran Vía a la siete de la mañana y el Metro estaba en huelga,  y no había manera de encontrar un autobús, ni un taxi, ni ningún otro medio de transporte que les llevara al aeropuerto. Por qué el avión a La Valetta  operado por una compañía de nombre imposible de recordar, salió a su hora, cosa rarísima. Y, por supuesto con dos asientos sin ocupar correspondientes a dos billetes que nunca más se podrían recuperar. Por qué, por qué, por qué.

-¿Quién  tuvo que escribir eso en las estrellas? ¿Dónde estaban los guionistas que me podían haberme hecho feliz un fin de semana? –se quejó mientras dejaba bruscamente sobre el mostrador la bandeja con el desayuno recién recogido- ¿Y por qué le invitan a paradores a la pájara esta?

Un compañero la miró estupefacto.

-Pero ¿qué te pasa, Anita?…Por cierto, ¿no librabas hoy?…

Por la tele propalaban las bravatas de los huelguistas. Si nos tocan los cojones vamos a llegar hasta el finaloyó que decía uno de sus líderes más preclaros.

Y Anita pensó que quizás en las estrellas, donde están los destinos de las personas insignificantes como ella, alguien había escrito ese día: no se les podrá tocar los cojones a los trabajadores del Metro. Pero sí la dignidad, el bolsillo y, a veces, también el corazón a todos los demás.

Con el permiso de Jean Marie Le Clézio

Uno de los beneficios de la pérdida de la inocencia -me dijo Homper– es que dejas de creer que la mejor literatura es la que premia el Nobel.

Y luego confesó que en su primera juventud, creía que sólo se podía ser un hombre ilustrado si leías todos los libros encuadernados en falso cuero y estampados en orillo con los que las editoriales esmaltaban de cultureta los hogares españoles. Los Nobel, los Goncohurt, los Pulitzer, los Planeta, los Nadal…Tan lucidos en las estanterías, tan pesados, a menudo, para leer en la cama. Y tan aburridos muchas veces.

El día que comprendió que había muchos otros autores que le hacían más placentera la lectura y pasó de los marchamos oficiales de los premios, fue un poco más feliz.

Ahora mira con cierta distancia crítica a la Academia Sueca, tan suya al barajar los designios políticos, culturales y comerciales que guían sus decisiones. Si esperamos que premie a alguien cuyos libros gustan mucho y venden más, difícil. Si el escritor es de derechas, como Vargas Llosa, aún más crudo. Y si es un autor que conocemos y disfrutamos hasta los paletos, -salvo que el elegido sea un conspicuo procastrista como García Márquez o tan extravagante y ácrata como Darío Fo– a olvidarse. Nobel de Literatura que se aplaude universalmente, lagarto, lagarto.

Novelista de la ruptura, de la aventura poética y de la sensualidad extasiada…Así justifica la Academia las razones para premiar este año al francés Jean Marie Le Clézio. Recuerda Homper que en su adolescencia y leyendo Hambre, de Knut Hamsum -otro Nobel de Literatura hoy prácticamente olvidado- descubrió que unas líneas bien escritas podían resultar más eróticas que Ursula Andress en bikini emergiendo del mar en la primera película de James Bond. Si creía en los Nobel -explicaba- cómo no iba a creer en el pecado.

Lo cual que Homper cerró el libro y corrió a la iglesia más cercana para confesarse.

– Padre -le dijo al cura abriendo su alma-confieso que leyendo una novela, en una página que relataba una escena de amor, me he sentido turbado.

-¿Turbado o más que turbado?-preguntó el sacerdote.

-No -replicó Homper- dejémoslo en turbado.

-¡Ay, hijo mío!-resopló el mosén, que debía de ser primo de Torquemada-Como decía mi obispo, novelas no verlas.

Homper se quedó perplejo de la opinión de aquel ministro de la Iglesia sobre la literatura. Hoy asegura que la suya dista tanto de ella como de la que guía a la Academia de Suecia. Y, aunque está seguro de que Le Clézio es un gran escritor, sólo lee lo que le recomiendan amigas como Alfonsina, Beatriz, Begoña, Aurora, y Angeles. No es que sus amigos no tengan criterio literario, sino que las mujeres (se ve en el Metro) leen cien veces más, y suelen saber mejor qué libro le conviene a uno.


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